sábado, 31 de mayo de 2014

Qué haría yo sin M.

¡Qué haría yo sin M.!

No me apetece estar de celebraciones, para qué vamos a engañarnos. Pero él se ha encargado de todo y ayer celebramos mi cumple. Es im-presionante, como diría el famoso pensador. Además he recibido regalos como si fueran los Reyes Magos. Unos pantalones vaqueros Ck, un reloj, una camiseta de Breaking Bad ("los pollos hermanos"), un fantástico libro-disco de la Callas (que estoy escuchando mientras escribo estas líneas), un libro de recetas (a ver si hago algo mejor que una tortilla francesa). Así que estoy abrumado.







La semana fue intensa de trabajo, incluida una sorpresa final que motivó un pequeño "encuentro" con la prensa que después se tradujo en una de esas noticias con frase "... fuentes de toda solvencia desmintieron que...". A mi no me examinaron para esto en las oposiciones.

Fui al médico a por mis medicinas para la alergia y solamente le faltó decirme que yo tenía "suerte" porque él está cuidando de su madre y de un tío... así que ajo y agua.

Tengo un viaje a Estambul dentro de unas semanas y bien sabe Dios que solamente he aceptado por lo que pagan por ser conferenciante experto, porque si no, iba a ir Rita la cantaora. Eso sí, si hubiera sabido lo que pagaban, a lo mejor había luchado más por ir...

También tengo la posibilidad de ir unos días a Las Palmas, pero ahí de vulgar currinchi, no de conferenciante de postín. Pero si ponen la reunión en una fecha adecuada, me quedaría un fin de semana en la playa, por supuesto. Eso si no operan a la madre de M. o hay un concierto por medio de su amado Morrissey.

Tengo que terminar de poner unos exámenes...

domingo, 25 de mayo de 2014

Casi un mes

Casi un mes sin escribir. La verdad: una desgana absoluta. No sé si necesito unas vacaciones, unas vitaminas o un psiquiatra.

Me siento culpable: no aguanto a mi madre. Y eso me hace sentir culpable. Muy culpable. Algún día la echaré de menos, pero ahora no la aguanto. He llegado a la conclusión de que a la señora que le hace compañía desde que volvió del hospital en septiembre no se le paga por cuidarla, sino por aguantarla.

A veces no sé si soy yo quien está "sensible" a cualquier movimiento que haga o a cualquier cosa que diga, por eso no sé si necesito un psiquiatra.

Le he pedido que me deje por las mañanas un poco tranquilo y... no me hace caso. ¿Qué medida he tomado? Levantarme antes. Así que estoy hecho polvo, con un cansancio infinito. Algunos días podría haber vuelto antes a casa, y no lo hago por no aguantarla. Su capacidad comunicativa me supera: habla, habla, habla y habla sin parar y eso me atonta.

Algún sábado que estaba especialmente cansado, por ejemplo ayer, conseguí echarme un rato... apareció en mi habitación para ver si me había marchado.

Hoy me ha comprado por mi cumpleaños una chaqueta. Le advertí antes de que se marchase que no necesitaba una chaqueta y que no me aptecía una chaqueta, como quien oye llover. Me la he probado en casa y no me gusta. Ahora dudo de si no me gusta porque el color es un verde militar que no me pega, si hace unas arrugas raras en la pechera o es porque me la ha comprado cuando le indiqué expresamente que no lo hiciera, tanto a ella como a mi hermana, que fue quien la acompañó a El Corte Inglés.

La atenci´n que necesita después de la operación es muy pequeña, y vuelve a su ser habitual. Y ese ser habitual me vuelve a poner histérico.

He llegado a pensar que uno de mis grandes errores fue volver a casa a mi vuelta a Madrid hace ocho años.

Por otra parte, pienso que si ahora no aguanto a mi madre, ¿qué pasará cuando viva con M.? ¿Llegaré a no aguantarle de la misma manera? ¿Estaré harto igualmente? ¿Me haré el remolón en el trabajo para no volver a casa? ¿Se merece eso? NO.

Me ha surgido un posible viaje de trabajo a Turquía muy bien pagado. Como ya conozco Estambul, acepté por el dinero. Ahora ni siquiera me apetece ir por la pasta.

He probado vitaminas (Leotrón sube los ánimos), he probado deporte (no voy a la piscina tanto como quisiera, pero voy), y nada. ¿Seré yo? ¿Habré heredado la vena loca de la familia? Tengo náuseas. También ganas de llorar, incluso en la oficina y me da igual todo lo que ocurre en el mundo.

Ya solté la mierda que llevo dentro. No sé si sólo servirá para arrepentirme. Pero hecho está.

jueves, 1 de mayo de 2014

Perezorra

Tengo una perezorra, es decir, una gran pereza, que me tiene hoy medio atontado en casa. No me apetece hacer NADA, más que dormitar, aunque no dormir.


Después de Semana Santa mucho trabajo, encima mi jefe ha estado de baja, así que estaba yo sólo para el trabajo que normalmente hacemos dos. Eso me ha permitido enterarme de alguna "interioridad", como el error cometido por uno de mis compañeros. Un error del tamaño de la Torre Eiffel, que llegó muy lejos. Y todo fue porque mi compañero, un venerable ingeniero "de los de antes", hizo unas cuentas a mano, porque no sabe echarlas de otra manera. No me sorprendió, porque le quedan dos telediarios para jubilarse, y no querrá aprender algo que no va a usar. Bueno, quizá lo que no quiera es pedir ayuda para algo tan "simple".

Me tocó volver a viajar para dar una pequeña conferencia. No tuvo tanta repercusión como la de primeros de abril porque era prácticamente la misma, así que fue ir a dar una vuelta y poco más.

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Hace una semana compramos los billetes para el verano. Al final nos iremos unos días a la Costa Azul en agosto. Ahora mismo me tumbaría en la playa, si la tuviera cerca y dormitaría todo el día.

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Vimos una película curiosa con Toni Colette. El comienzo es brillante.

No puedo hablar mucho más porque la vimos en viernes y me quedé completamente sopa. Una sorpresa: Anthony LaPaglia es australiano.


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Mañana comemos M. y yo con uno de mis amigos para que nos aconseje rutas por la Costa Azul y la Provenza: su mujer se crió allí y sus suegros y cuñados siguen viviendo por la zona, así que creo que estaremos bien aconsejados. Nuestra amiga Charlotte, que se viene también, quería ver los campos de lavanda, pero creo que agosto ya no es época.


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Esta semana tocó visita de control al urólogo con mi madre y parece que va mejor. Ha reducido el número de sondajes diarios y la dosis de antibiótico, así que su ánimo ha mejorado sensiblemente.

Empecé a hacer más metros en la piscina: ahora 1 500, y se nota. Las piernas por la noche las tengo destrozadas, pero es un destrozo que me gusta. Yo necesito más color en mi vida, pero no me apetece ir de compras.




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Ahora habrá que descubrir nuevas series, porque las que estábamos viendo van acabando: House of Cards, Breaking Bad, etc (yo todavía no las he terminado, pero M. sí).