domingo, 23 de noviembre de 2014

Charanga y pandereta

No me apetece mucho escribir. Llevo unos días en que estoy un poco más tranquilo (¡viva la química!, legal, por supuesto) pero estoy un poco fuera del mundo cibernético. Estas últimas dos semanas llevamos trabajando como negros para acabar el informe que nos encargaron. La prueba de fuego será esta semana y el viernes tuvimos algo de tensión con los plazos.

Mañana es el cumpleaños de M. y ayer hubo celebración de cumpleaños. Uno de los entretenimientos de la noche fue la entrevista a "Francisco Nicolás". Demuestra que seguimos siendo la España de charanga y pandereta, tanto si es cierto como si no lo que contó el "pequeño Nicolás". Muestra de lo ridículo de la situación es que hasta nos creemos que haya algo de verdad en el asunto.












El jueves nos vamos a Londres a ver un concierto de Morrissey. Yo  cogí dos días libres y el viernes es fiesta escolar en Madrid, así que por la tarde volamos para pasar el fin de semana.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Me regañaron

Ayer fui a la piscina. A mitad de sesión se acercó a mi un individuo muy mal encarado y me llamó la atención desde el borde. Me recriminó que le hubiera dado un golpe en el hígado y me regañó por no haberme parado a pedirle disculpas. Le pedí disculpas inmediatamente sin casi saber la razón y se marchó con un gesto despreciativo. No soy consciente de haber golpeado a nadie con fuerza. A veces, en la piscina se roza a alguien de la calle de al lado, pero de ahí a un golpe... Después del episodio lloré, pero como llevaba las gafas no me vio nadie.

Al salir del agua una de las monitoras me preguntó qué había ocurrido y se lo conté. Me dijo que no me preocupase. Fue tan cariñosa que también lloré, me metí en el baño para que no me vieran. ¡Vaya temporada que llevo!

domingo, 9 de noviembre de 2014

¡Cuánto tiempo!

Esa frase que es tan de Castilla (no puedo asegurar que de todas partes): "¡cuánto tiempo!" Pues sí, mucho tiempo sin escribir.

He estado cansado y sin ganas. Mi madre me absorbe las energías y el trabajo no ayuda. No veo a mi madre peor, tampoco la veo mejor, y me da que el próximo invierno va a ser duro. Siento que debo aprovechar para estar con ella, pero, a la vez, me carga muchísimo y no soporto que sea tan dependiente de mi. Me pone de los nervios. De hecho pensé hacer una retirada táctica este invierno, y marchar a casa de M., pero el incidente de septiembre lo ha impedido.

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En septiembre me trasladé a otro centro temporalmente para redactar un informe junto con funcionarios llegados de otros ministerios. Lo malo: un horario partido y muy perro lo que unido a que al principio hubo mucha divagación, ha traído como consecuencia que ahora han venido las apreturas de tiempo. Lo bueno: que ahora hemos dejado las divagaciones, vamos al grano y hay materia gris sobre cada reunión de trabajo. Reuniones verdaderamente útiles, verdaderas "brain storm", donde estoy aprendiendo una barbaridad de cosas y donde estoy compartiendo mesa con gente muy bien preparada, casi puedo decir que de las mejores preparadas de la Administración, y yo allí, de "extraño".

Hay un jurista que es un verdadero cirujano de las palabras y los conceptos jurídicos y es un placer compartir con él reuniones en las que expone razonamientos y ¡dudas! Hay otra jurista, pero que ejerce como estratega, que al principio divagaba pero ahora ha destapado su mente como una perfecta organizadora y analista. Otro compañero que además de analizar los problemas de manera envidiable, encima pinta unos cuadros estimables. Y yo allí, de "extraño".

Uno de mis nuevos compañeros, un cachondo, y un verdadero organizador. Otro de mis nuevos compañeros un líder nato, y que ha tenido momentos estelares de análisis de cuestiones complejas, llegando a concluciones que, por el ministerio del que procede, creíamos que nunca iba a asumir. Otro compañero que cada día aporta concoimientos nuevos con la mayor de la naturalidad y un punto de vista absolutamente nuevo para nosotros sobre ciertas cuestiones. Y yo allí, de "extraño".

Pues van y el otro día me preguntan si me he planteado quedarme a trabajar allí definitivamente. Y yo pensaba que eran inteligentes. En fin, que veo que la mediocridad se sigue adueñando de nosotros. Lo peor es que en otras circunstancias lo aceptaría, pero sé que allí desentono (soy un "extraño") y, además, aunque es un centro con mucho potencial, es posible que en la próxima legislatura quede congelado o los empleados actuales relegados. Lástima.

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En estas semanas se ha seguido haciendo patente la ineptocracia y cleptocracia que nos dirige, y que creo que es un eco de la mediocridad en la que vivimos (y me incluyo, y disculpen los lectores no mediocres). La historia del pequeño Nicolás, la operación Púnica, con su justicia poética ingresando al "Púnico" en la prisión que inauguró, los viajes de Monago a echar polvos con gastos pagados por el bolsillo del contribuyente (cherchez la femme), etc.


Esta semana se han echado las manos a la cabeza por las encuestas en las que "Pablemos" se sitúa en un lugar envidiado por el resto de partidos: gastando apenas cuatro cuartos en campaña, se la están haciendo los demás, por acción o por omisión. Lo peor, que en lugar de fijarnos en los mejores, nos vamos a los peores.  Prueba más de la mediocridad en la que estamos inmersos.


¿Nos extrañamos de que hagan caso al "iluminado" podemiense? Yo sí me extraño. Una cosa es el desapego a los partidos más tradicionales y otra cosa es echarse en brazos de aquellos que toman como modelo unos regímenes que, en el mejor de los casos, han arruinado a sus ciudadanos. En el caso venezolano hasta hay escasez de paracetamol, y acaban de empezar la importación de petróleo, increíble pero cierto.

Me hice seguidor en tuiter de uno de los círculos de Podemos, bueno, en realidad no sé si son parte de Podemos o son una parodia: se trata de Podemos Nudismo. En el momento en que leí uno de sus tuits me ganaron: "Hay que luchar contra la vestimenta comercial y no ecológica que refuerza el hetero-patriarcado capitalista." Una genialidad.

He aquí una muestra de sus tuits.

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Estoy tan cansado que ni leo periódicos ni veo telediarios ¿cuándo? ¿para qué? El horario de trabajo hace que me levante pronto y, al llegar a casa, mi madre absorba mi hora de "expansión".

Todo esto ha provocado mucha ansiedad, insomnio e incluso algún ataque de pánico que me obligó a encerrarme en el baño del trabajo un rato. A lo mejor debería ir al médico.

¿Consecuencia de todo? Unas contracturas en la espalda del copón: dolor de espalda y de cabeza. Estoy fatal. Además, el estómago me lleva dando la lata una temporada, así que el omeprazol se ha convertido en mi aliado.

Me duelen los trapecios y el cuello.

Llevo un par de semanas que apenas voy a nadar: hace dos semanas preparando una importante reunión sobre el informe del trabajo. A eso añadí que mi jefe del trabajo anterior me encasquetó ir a dar una conferencia en Galicia... al volver pasamos un miedo de narices: el avión se agitó como una coctelera.

Cuando voy a nadar sirve de poco, porque lo único que he conseguido es ir una vez por semana en las dos o tres últimas semanas.



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Hice una "lobá" y me compré un cuadro. Lo he colgado en el cuarto de estar, justo frente al lugar en que me suelo sentar a escribir estas líneas. Me gusta, me gusta mucho. Es abstracto, ¿se puede decir que es tenebrista? Quizá ahí enganche en cierta medida con El Greco (¡qué pedante me he puesto!), por muy abstracto que sea: esos fondos grises o negros, me llevan a relacionarlo con El Greco aunque esté pintado hace 42 años, solamente. El pintor me gustó desde que vi un reportaje en televisión en la adolescencia. Ahora tengo un pedacito de su arte frente a mi, abriéndose y elevándose.