viernes, 29 de enero de 2016

Un milagro

No soy un gran entendido en música, confundo fechas, lugares, obras y compositores y soy incapaz de hablar de términos como coloratura, por ejemplo, con propiedad. Lo único que puedo decir es que hay ciertas obras que me emocionan enormemente. Una de ellas es "La Flauta Mágica". Me plantea una paradoja, su existencia puede justificar la existencia de Dios ya que no parece que un hombre pueda concebir una obra como esa y por otro lado está impreganada de simbología masónica.

Una de las razones de esa fascinación es que he visto el efecto que esa música producía en personas que no sabían nada de ella y ese efecto era exactamente el que se supone que debía producir.

Se anunció que esta temporada iban a programar la producción de la Ópera Cómica de Berlín en el Teatro Real y nuestro querido Eleuterio me habló maravillas de la producción y me animó a ir. Poca falta me hacían esos ánimos, pero cuando pusieron las entradas a la venta (allá por septiembre) tuve un bajo dentro de los altibajos que sufro desde hace una temporada y dudé. Al final compré la entrada y decidí no escatimar: patio de butacas. Como la producción trae la acción al cine mudo, centrado en la penúltima fila.

No soy muy exigente dada mi condición de neófito, así que no esperen que hable de cuestiones técnicas. Disfruté como un enano. Lloré como una perra en la obertura porque me sentía muy afortunado de poder, por fin, escuchar en vivo, para mi, esa música que tanto he escuchado en disco o en video tantas y tantas veces. Esa música que me acompañaba mientras estudiaba: aquella transmisión de Radio 2 desde el Festival de Salzsburgo mientras estudiaba ecuaciones diferenciales que fue una epifanía.

En fin, que disfruté muchísimo. Iba algo temeroso: por un lado temía que este montaje tan novedoso quitase la frescura de la obra y, por otro lado, después de leer la crónica de mi admirado Mocho temía fallos en Tamino y la Reina de la Noche. No me apetecía un pelo salir defraudado de mi primera flauta en vivo. Coincido con él plenamente: el coro en los palcos suena raro en el primer acto y la Reina de la Noche de Ana Durlovski es manifiestamente mejorable, por no decir que Mocho fue bastante generoso, ya que para tiene una voz que me resulta un tanto irritante. Quizá al no poder moverse por estar metida como en un "sudario" no puede desplegar mejor la voz. Aunque viendo estos dos videos, me sigue pareciendo que tiene una voz "irritante". Muy aplaudida después del "Der Hölle rache" (mejor que su primera intervención) y al terminar la obra. Me consolé porque "La Flauta Mágica" es mucho más que las arias de la Reina de la Noche, así que lo perdonaremos.



El resto del reparto estuvo impecable: Tamino muy bien, Papageno muy bien, las Tres Damas estuvieron maravillosas (además es que me encantan), Monostatos fue total vocal y gestualmente, Sarastro muy bien y, tuve suerte, los tres niños muy bien. Pamina simplemente espectacular.




Escuché alguna crítica al montaje cuando terminaba el entreacto, pero creo que a una abrumadora mayoría le gustó porque había que escuchar las risas generalizadas en algunos pasajes. Las escenas de las pruebas son espectaculares, todavía veo en mi cabeza las imágenes que se proyectaban y que eran fascinantes. Pongo un video de la ópera de Los Ángeles porque es un poquito más largo que los videos promocionales que circulan.



Al terminar una señoras (tres o cuatro, no más) que había una fila más allá de la mía empezaron a apluadir como locas en dirección a unas "butacas de principal" y vi a una chica que se parecía a la reina Letizia, hasta que ¡ups! a su lado estaba su marido. Como no hablé con nadie, no me di cuenta de su presencia, y creo que gran parte del público tampoco se dio cuenta. Pues bien, se me ocurrió tuitearlo y esta mañana una periodista contactó conmigo a través de tuiter y me pidió detalles (¡a través de tuiter!) que ha recogido en un medio del "corazón". De aquí al Sálvame. Ya me veo compartiendo estudio con la Esteban. (¡Qué raro queda hablar en una entrada de "La Flauta Mágica" y de Belén Esteban y Sálvame!).

En resumen, me siento muy afortunado. He nacido después de Mozart, vivo en una época en que puedo escuchar cualquiera de sus obras tantas veces como quiera de manera sencilla. Encima he podido ver y disfrutar un gran espectáculo con una música milagrosa. Es como visitar el Gran Cañón del Colorado o los Templos de Angkor, es algo que hacen que se mire al mundo de una manera más benévola y con esperanzas en el futuro de la Humanidad. ¡Cómo no tener esperanza con un coro como el que dice:

Dos corazones que arden de amor
ninguna impotencia humana
podrá nunca separarlos
Vanos serán los esfuerzos
de los enemigos,
pues los propios dioses los protegen!