domingo, 22 de mayo de 2011

Perdido en las procelosas aguas del año

Llevo una buena temporada perdido en las procelosas aguas del año laboral. No es este un buen año. Me están echando encima trabajos que no me corresponden: resulta que los resuelvo y por eso me siguen echando cosas. Ya he protestado al nivelmásalto-1, porque estoy muy harto. Esta semana empezaré a echar concursos para que vean que estoy muy harto. No es cuestión únicamente de una posible promoción/aumento de sueldo (que también) sino una ayuda por parte de alguien.

De momento parece que me han hecho un poquito de caso: ya tengo un administrativo que hace algunas cosas. Lo malo es que lo que yo hacía en una mañana, él tarda una semana. Pero no digo nada porque suficiente tengo con que lo haga. Cuando los ciudadanos preguntan les digo que lo siento mucho, pero que ahora las cosas van más lentas.

Mi nuevo jefe (un adjunto del Subdirector General) no ha entrado con buen pie. Es un compañero de la universidad (un año menor que yo) muy preparado. Pero llegó machacando algunas heridas: en uno de los trabajos en los que yo participaba de manera tangencial pisó el callo a uno de mis compañeros (y amigo) y éste dio un puñetazo en la mesa y dijo que no pensaba seguir adelante con el proyecto de nueva norma. ¿A quién le ha caído terminar otro real decreto? ¡Efectivamente, a mi!

Encima mi nuevo jefe usó un argumento un poco hiriente para endiñarme el muerto: "como la has cagado con la normativa del año pasado, te encalomo esta. Así que si la cagas te echaremos la culpa de todo, que estamos acostumbrados". Creo que notó mi malestar cuando le respondí con una sonrisa que le iba a "mandar a la mierda a él, y a todo el ministerio" como volviera con ese argumento.

Durante el mes que lleva este nuevo jefe en su puesto YA se ha dado cuenta de que "todo el mundo se quita de en medio" según me confesó. Le sonreí respondiéndole "vete acostumbrando". Precisamente se lo dije porque yo no sueloquitarme de en medio.

Todo esto está afectando a mi vida, y eso me joroba mucho. No aprendo. Debo tratar de relajarme, relativizar y decir que no a las cosas a las que debo decir que no. Pero no sé hacerlo. Debo aprender.

¡Qué haría yo sin M.!

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La semana pasada el marido de mi hermana nos dio entradas para ir a ver a la Compañía de Antonio Gades con una coreografía de Carmen. Acepté las entradas sin acordarme de que ese era el día del concierto de Fangoria en el Palacio de los Deportes. Al final tuvo que ir M. sin mi a ver a Fangoria aunque no le faltó compañía, mientras yo iba al Teatro Real con mi hermana.


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También le debo agradecer que me haya regalado un tablet. Es un ZTE V9, no muy allá, pero he entrado en el mundo de los tablet. Ahora, debo encontrarle una utilidad. De momento he visto que es un megateléfono smartphone con muchas aplicaciones gratis (sistema operativo Android, pronúnciese "andruá"). Me lo regaló porque le dio a mi hermana un iPad2... La verdad es que ya puedo decir que me quedo con la pantalla del iPhone antes que con la del ZTE. La calidad es inifnitamente mejor, aunque el tamaño sea muchísimo menor.
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Esta semana me dio entradas para los toros, y ahí sí que sabía que M. (antitaurino total) no vendría, por lo que me llevé a mi madre. Encima era uno de los festejos más esperados de la Feria de San Isidro: Talavante, Castella y Manzanares. Las entradas eran buenísimas y vimos algún famoso: marichalar, Marcos García Montes y la divinísima Nati Abascal.
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Me encantan los toros. Es algo irracional. Puede resultar cruel y es sangriento, pero me subyuga el ambiente, el color y la lucha. Es un espectáculo que llama a la parte más animal que tengo y no puedo evitar que me fascine.

Hace un año, con mis guiris en Madrid, algunos me preguntaron por los toros. Se sorprendieron cuando les dije que me encantaban. Están acostumbrados a verme disertar sobre la aplicabilidad de nuestra directiva o sobre abstrusos matices legales y, de repente, les apareció alguien que les dice que está fascinado por una fiesta que la mayor parte de ellos ven con verdadero horror.

Creo que caí muchos puntos en su apreciación, pero me da igual.

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Ayer M. se empeñó en ir a la celebérrima "acampada de Sol". Ya contaré lo que me ha parecido, porque creo que me saldrá una entrada larga, y la de hoy ya lo es bastante.

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Ya empezaron los regalos de cumpleaños ¡y eso que todavía no ha llegado el 30 de mayo! M. me regaló un taller de sushi, al que fuimos los dos, que compró a través de Letsbonus. Lo pasamos estupendamente y aprendimos a hacer maki y nagiri.

Makisushi
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Ayer me regaló un rapador. Escuchó que el mío había fenecido después de un largo servicio y me compró uno fantástico, un Philips.
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Me voy a votar que todavía no lo he hecho.

3 comentarios:

Eleuterio dijo...

¿Tiene tu rapador para ajustar cada medio mililímetro? Justamente estoy buscando uno para mi barba.

mokko dijo...

Desde luego que mal compensada esta la vida ..... yo a burrido como un chucho y tu que no paras ....... te mando unas vitaminas ?????? pobre .....
por cierto el rapador es una chulada .
besukos

LUISA dijo...

HOLA Y MUY FELIZ CUMPLEAÑOS:SALUD,PAZ ESPIRITUAL,LARGA VIDA,AMOR Y DINERO!