lunes, 19 de julio de 2010

Como ella estoy...


Pues eso, estoy como ella. Llevo una temporada que no puedo con mi madre. Está deprimida y se niega a poner remedio, es decir, acudir a un médico. Con cualquier excusa monta un zafarrancho que no puedo con él.

El de este fin de semana ha sido la lavadora: el otro día empezó a funcionar mal. Lo que en otras ocasiones se resuelve con un rato de fastidio, este domingo se ha cnvertido en "casus belli" con el universo.

A ello hay que añadir la visita de mis tías monjas. ¡Qué casualidad que llamaron cuando puse en televisión la película "Monjas a la carrera"! Fue algo casi mágico.

Es un humor un poco grueso, poco sutil, pero he de reconocer que esa película ME ENCANTA. Además hay que señalar que a mi modo de ver hacen un estudio etológico de la mayor parte de fauna monjística existente en los conventos.

Pues eso, puse la película y llamó mi tía la talibana: misionera en el país del pollo que no vuelve maricas a los hombres para indagar cuándo nos podía ver. Lleva una temporada en Europa, pero no nos apetece un pelo verla. Lo hace por pura obligación: ella viene con el planeamiento hecho y uno de los puntos es la visita a la familia, aunque no le importemos un pepino y aunque ella no nos importe a nosotros. La cuestión es que se va mañana (creo) y le falta la crucecita en su lista que corresponde a nosotros.

Para mi es "la talibana" porque si fuera musulmana estaría con Bin Laden y se suicidaría con un cinturón bomba llevándose por delante a unos cuantos infieles. Es taliabana pero a lo católico.

Además tenía otra desventaja: este fin de semana estaba con su hermana el "anticristo". Otra de mis tías monjas que es el diablo venido al mundo.


Para rematar la faena hoy se ha roto la antena de televisión del edificio, con lo que el entretenimiento que tiene mi madre en estos días de calor sofocante se ha ido al garete. Se ve que con el "acoso" de sus hermanas necesita que le entretengan con las tonterías que tiene la televisión en estos días. No basta con libros o radio.

Así que me encuentro sin televisión para amansar a mi madre, con las monjas acosándonos, con la obra en la que está sumido el edificio, etc.

Lo único que he hecho esta tarde para huir de casa un rato ha sido ir al supermercado y comprar unos gambones para hacer mañana a la plancha en casa de M. durante la barbacoa.

Y el summum: tengo la cabeza como un bombo después de una noche de semi-vela con extrañas pesadillas.

3 comentarios:

Eleuterio dijo...

Paciencia.

Y a las monjas , poco y nada, que mi madre fue rectora de un colegio lleno de ellas...pesadilla

starfighter dijo...

Chiquillo, necesitas unas vacaciones ya. Paciencia con tu madre y lo de las monjas, ufff. No se cómo todavía le cogeis el teléfono ¿no tienes el chivatoscopio de la llamada? Pues eso, a número desconocido ni cogerlo ;)

caótico dijo...

Paciencia y humor, bueno, ese no te falta...