martes, 5 de febrero de 2013

Enfermo de falta de ambición

Creo que tengo una enfermedad: falta de ambición. En mi opinión, la ambición es buena, aunque no tenga buena prensa. Es lo que nos ha hecho progresar a los seres humanos, pero también existe la "ambición desmedida" que ha causado muchos desastres en la historia de la Humanidad.

La semana pasada he sufrido un par de episodios por mi "falta de ambición" y los voy a relatar por orden cronológico: el otro día me ofrecieron se subdirector adjunto. En concreto querían que yo llevase el departamento de "personal". Lo rechacé porque no tengo ni idea de las cuestiones de personal. Suponía un buen salto profesional, evidentemente podría tener un buen nivel, mejora de sueldo incluida. Pero no creo que todo el mundo valga para todo. Además no creo que en este momento yo esté preparado para ello, y son tiempos que se avecinan turbulentos para la gestión del personal.

La segunda cuestión sobre mi falta de ambición fue el mismo día y derivó en una discusión con mi madre. Me contó las cuitas sobre la herencia de su hermana, fallecida en mayo del año pasado. Parece que mi tía tiene algunas cosas liadas, incluidas preferentes en algún banco. Yo le recordé que la había animado a no "concursar" por la dichosa herencia. Entre otras cosas le dije que sus hermanas son de una ambición por el dinero de tal magnitud que nosotros siempre seremos unos aficionados. Después, mi soliloquio empezó a derivar en reproche porque siempre hace lo que quiere sin escuchar los consejos que le doy. Consecuencia: se ha enfadado conmigo.

Hoy me han ofrecido conferencias bien pagadas en lugares remotos. Creo que lo tendré que aceptar porque si rechazo muchas cosas terminarán por no ofrecérmelas. Pero he de confesar que con lo cansado que me levanto, me apetece poco preparar conferencias en inglés (idioma que ni domino ni he estudiado como se debe estudiar) y después darme una paliza tremebunda para viajar a miles de kilómetros a dar la conferencia de los coj*nes, aunque esté muy bien pagada.

-----------------------------------------------------------------------------

El culebrón Bárcenas es un ejemplo MÁS de lo mal que nos lo hemos montado los españoles. Por un lado la tontería del presidente del gobierno (se libra de los tomates porque sale en pantalla (¿por qué no se plantan los periodistas?) y porque sabemos que se forra con su registro de la propiedad en Santa Pola), la golfería de los que se juntan al poder y de quienes lo ejercen y la actitud de aquellos que se creen que olvidamos todo, incluidos los banquetes de faisán.

-----------------------------------------------------------------------------

Por cierto, hoy me han llamado y mañana me devuelven el coche.

7 comentarios:

Nils dijo...

Yo no creo que sea falta de ambición en el primer caso, ya que es más un problema de competencia y me parece genial que no aceptes un puesto para el que no estás preparado porque sí, puede ser genial a corto plazo, pero jugarte la carrera porque te vuelvas un incompetente de cara a tus jefes.

Y aunque no hables inglés como uno de allí, si te lo ofrecen e incluso vas a decir que sí es porque sabes que lo puedes hacer bien, así que pa' fuera telarañas y a viajar, que es lo mejor que hay en esta vida. Espero que te puedas llevar compañía, y muy grata.

Sufur dijo...

Te entiendo muy bien, amigo mío: yo también padezco la misma falta de ambición. Yo sólo quiero hacer mi trabajo bien, pero sin cargarme de estrés ni de responsabilidades sobre otras personas: ya en bastantes apuros nos pone la vida como para buscárnoslos en el trabajo. A veces me siento mal por ello, porque alguien tiene que hacer esos trabajos de responsabilidad y de estrés... pero al final se impone mi sentido de autoconservación. Mi psique es demasiado frágil como para meterme en espirales que no sé adónde pueden conducir.

Un abrazo. Mi consejo es que no te agobies por la falta de ambición, que me parece muy sensata, y que aceptes los viajes, que aunque sean una paliza despejan mucho la mente

rickisimus2 dijo...

Los viajes despejan la mente y me encantan, pero ciertos países están muy mal comunicados y el viaje es una paliza. Además hay que preparar las conferencias, aunque ya tengo que preparar otra para mayo...

Por desgracia no podré llevar acompañante.

Eleuterio dijo...

No te preocupes: ¿para qué están los servicios de acompañantes en cada ciudad?

Yo tambipén soy aprensivo con esto. Pero dicen que se crece solo saliendo de la "zona de comodidad".

Por otro lado aprecio tu honestidad intelectual para decir que no.

LUISA dijo...

Particularmente yo creo que el problema es tener o no ambicion,sino que ambicionas!yo tuve varios cargos de jefatura con muy buen dinero perooooooooo muchisimo stres,disgustos,sin tiempo para mi,para comer-dormir o ir al baño en paz,resolviendole la vida a todo el mundo!

Asi que despues de un gran disgusto y subida de tension!me pregunte que estaba haciendo con mi vida,con mi salud!?

Asi que deje todo y ahora cuando decido algo de mi vida en este caso laboral,lo hago desde la perspectivade"ambicionar"paz,creci-miento personal,tiempo libre y dinero!

MI GRAN AMBICION ACTUAL ES MANEJAR LAS COSAS SEGUN LO QUE QUIERO Y NECESITO NO POR LO QUE CREEN LOS DEMAS,NI SIQUIERA MI MADRE!

Me parece bien que pruebes con lo de las conferencias:viajaras,conoceras nuevas personas-lugares,mejorasa tu ingles y ganaras dinero si un momento compreuebas que no te place lo dejas!

starfighter dijo...

Cualquier cosa que pueda decir ya lo han dicho porque estoy totalmente de acuerdo con Sufur y Nils. Siempre he preferido estar más tranquilo a ganar más dinero y tener un puesto de gran responsabilidad que sólo genera estrés y ansiedad. Además, hay que reconocer si uno está preparado para el mismo o no, y si no es el caso pues decir que no y punto.

En lo de las conferencias, lánzate. Aparte del dinero y el viaje, es curriculum y tablas para más conferencias y cursos. Así que a por ellos que en eso si que creo que estás mnás que preparado.

Pernam dijo...

Eres lo suficientemente veterano a la vez que lo suficientemente joven para tomar tus propias decisiones y saber por qué lo haces. Con la veteranía se aprende que no todo es dinero en esta vida, y con la juventud se puede disfrutar de lo que aporta el no esclavizarse de forma voluntaria.

Llámalo falta de ambición, si quieres, aunque yo no estaría de acuerdo.