martes, 7 de julio de 2009

De viaje a Verona

El viernes llegó el gran día. El trabajo duro, durísimo y encima llegaron los ... me callo. Bueno, no me callo: en el pasillo donde esta mi despacho está el servicio de prensa. Su trabajo es hacer los resúmenes de prensa que le dan al Director. El otro día llegó un video que había que enviar a algunas televisiones y periódicos... este señor de prensa no sabía enviar el archivo por otro medio que no fuera el correo electrónico. No sabía utilizar una web que puso a su disposición una televisión, ni tampoco grabar un CD con el video.

Ayer tuvo los coj*nes de venir a una reunión donde yo estaba con mi jefe y pedirme que saliera de la reunión para grabarle un CD, a lo que me negué.

Esta mañana le he pegado un bocinazo porque me pedía otro "favor". Vamos, hombre, hay mucha gente que necesita trabajar y que sabe hacer eso y mucho más. Estoy indignado.

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El viernes tuve que salir a toda prisa por culpa del amo de la informática y sus videos. Me recogió M. y fuimos a por Charlotte que como vive cerca del aeropuerto siempre tiene problemas con los taxistas, especialmente cuando vuelve del aeropuerto a su casa.

Juan y Marilú llegaron justito porque fueron en metro y les bajaron en una de las paradas. El avión salió puntual y llegamos a la hora exacta a Milán. Allí alquilamos el coche para ir a Verona. Ya sé qué coche no debo comprar: un Fiat, ¡qué incómodo! Y se supone que llevábamos uno bueno. El camino se nos hizo largo, la verdad, sobre todo a los que habíamos trabajado por la mañana. Llegamos al hotel a las 21:00. Es un hotel de 4 estrellas pero a las afueras de Verona.

Fuimos a cenar al centro, como yo era el úncio que no había estado allí me estuvieron paseando un ratito por el centro hasta que clamé por la cena. Cenamos junto a L'Arena, una pizza muy rica y escuchamos el final de Turandot que era la obra que representaban el viernes.



Cartel en L'Arena


Nos acostamos pronto porque estábamos machacados, especialmente Juan porque había trabajado el viernes por la mañana y había conducido las 2 horas entre Milán y Verona. Eso sí, tiene un sentido de la orientación asombroso.



Por la noche, ya en el hotel, hubo tormenta pero casi ni nos enteramos.

4 comentarios:

caótico dijo...

Pues ya nos contarás qué tal por Verona y Aída, así que no es la del Luisma....

Besos

Jesús. dijo...

Joer, como nos lo montamos no? lo pasaste bien? espero que sí. Un abrazo, nos vemos.

Gesualdo dijo...

Me sumo a la petición, cuéntanos lo de Aída que eso tiene que ser un espectáculo fastuoso.

Eleuterio dijo...

"O terra addío"
A ver cómo fue eso.