domingo, 17 de octubre de 2010

Odisea para el cambio de una camisa

Hace un par de semanas se inauguró una tienda Hollister en Madrid. Para aquellos que no lo sepan, es la segunda marca de Abercrombie. El grupo está preparando su desembarco en España. Primero con las tiendas Hollister (Madrid y Barcelona) y después con Abercrombie (al menos una en la Plaza del Marqués de Salamanca, en Madrid).


Dos días después de la inauguración M. y yo aprovechamos una visita a la "Apple Store" que hay en el Centro Comercial Xanadú y pasamos a la tienda Hollister, porque la han instalado allí: donde Cristo dio las tres voces. Menos mal que unos amigos viven cerca y pudimos quedar con ellos para amenizar la tarde.

Primera impresión: dos maromos cachas en la puerta y en un bañador rojo. Ya empezaban los primeros fríos: ¿van a estar así todo el invierno? Aunque el centro comercial es bajo techo, creo que se van a enfriar los pobres.

Inauguración de la tienda Hollister en el SoHo
(Fuente)


El interior me recordó a la tienda Abercrombie de Nueva York: música a todo volumen e interior oscuro. Dependientas y dependientes monísimos y ropa... pues la típica de la marca. Me sorprendió ver que tenían uno o dos encargados americanos.

Le compré a mi sobrino un polo, por aquello de que está en edad de presumir y que además, le encantaron los que le traje de Abercrombie de NYC.

Cuando se lo llevé resultó que le quedaba pequeño, así que quedé con mi hermana y mi sobrino a los pocos días para ir a cambiarlo.

Fuimos un miércoles y creo que la aventura merece ser contada. Mi sobrino estaba alucinado con la belleza de las dependientas: "¿cómo es posible?" se preguntaba en voz alta. Digamos que tratan de que las dependientas y dependientes se acerquen a los modelos de su marca.

Bolsa de la marca


Ese día (entre semana) no había maromos en bañador a la puerta, pero los dependientes, cada vez que te veían sonreían con su mejor sonrisa profidén y decían "what's up!", pero de una manera que parecía que te estaban diciendo "guasaaaaaa".

Nos dirigimos a la caja y les comentamos que queríamos hacer un cambio, un dependiente guapo (no, guapo no, lo siguiente) nos atendió amablemente y se ofreció a buscarnos la siguiente talla. Al cabo de un par de minutos nos trae el polo de la siguiente talla. Cuando le va a quitar la etiqueta de seguridad duda, hace fuerzas y llama a una de sus compañeras (más espabilada, sin duda) que la quita sin dificultad, PERO el polo estaba roto. En sus esfuerzos por quitar la etiqueta, el adonis había roto el polo. Va a por otro y nos informa de que no quedan tallas y que va al almacén a buscar más. Vuelve a los cinco minutos y dice que ya no queda esa talla: o nos devuelven el dinero o elegimos otra cosa. Elegimos la segunda opción y buscamos otro polo y nos volvemos a dirigir al mismo dependiente guapo (no, guapo no, lo siguiente). Entonces empieza a pulsar en el ordenador de la caja hasta que se queda parado y no sabe qué hacer. Llama a la misma compañera espabilada que le orienta y tras muchos intentos consiguen que el ordenador haga un cambio de un producto por otro. En total unos ¡15 minutos!

Mientras eso sucede me he dado una vuelta por el local y veo una camisa que me gusta y decido comprarla: menos mal que no teníamos prisa porque si no, ¡craso error! Me dirijo a la caja y me atiende otro muchacho diferente pero igualmente guapo (no, guapo no, lo siguiente). Empieza a manipular el ordenador y se da cuenta de que no hay etiqueta con su código de barras. Se queda ¡paralizado! y, después de algunas dudas, pide ayuda al encargado americano que tiene a su lado.

No di crédito a lo que escuchaba: el encargado le dice con su pronunciado acento anglosajón "le debes preguntar al cliente: por favor, ¿de dónde ha cogido la camisa para coger una igual que tenga etiqueta?" y el muchacho guapo (guapo no, lo siguiente) repitió exactamente sus palabras con la mejor de sus sonrisas.

Acompañé al dependiente hasta el lugar de donde había cogido la camisa y... era la última de mi talla. Así que me dijo que se iba al almacén para buscarla.

Pasaban los minutos, el muchacho guapo (no, guap...) iba y venía y en uno de sus viajes me dice que no encuentra la camisa "porque en el almacén hay muchas estanterías, ¿sabe?". No quise mirar a mi hermana ni a mi sobrino, porque temía romper a reir en la cara del segundo adonis. Pero creo que había descubierto en ese momento que un almacén de una tienda de ropa puede tener muchas estanterías.

Después de unos 20 minutos, y justo cuando mi paciencia se agotaba llegó el guapo con la camisa y su etiqueta, ¡por fin!

Salimos de la tienda y no pudimos dejar de reir durante un buen rato y después reflexionar sobre la posible incompatibilidad entre la perfección física y la capacidad ¿intelectual? (No creo que haya que tener mucha capacidad intelectual para manejar un programa de ordenador de una tienda), marchamos a la tienda Apple.

Por cierto, el encargado americano les hacía repetir una y otra vez que tenían que decir a los clientes que podían "seguirles" en la página del Facebook y después de tanto lío, se les olvidó decírmelo.

7 comentarios:

AdMiles dijo...

No tiene que haber incompatibilidad, pero si a la hora de seleccionar el personal se sigue un solo criterio pueden pasar estas cosas.

Eleuterio dijo...

Hilarante.

Esos dependientes están para palpar y poco más me temo.

rickisimus2 dijo...

Están de buen ver y mejor palpar. Lo malo es que cada vez que les veía al ordenador se bajaba la libido.

Sufur dijo...

¡Me troncho! Lo siguiente de guapo, ¿es analfabeto? Jajaja

rickisimus2 dijo...

Admirado Sufur, no debería ser analfabeto lo siguiente a guapo, pero parece que en esta tienda solamente han mirado el físico el físico de sus dependientes sin cuidar apenas el intelecto. Vamos, que digo yo que manejar el programa de devoluciones de una tienda de ropa no es resolver las ecuaciones de Navier-Stokes.

Fascinado me dejó el muchacho que se quedó paralizado cuando vio que la camisa no tenía etiqueta. ¡Qué guapo!, ¡qué bueno que estaba! y ¡qué pavazo!

El Fumador dijo...

Jajajaja, muy bueno, es lo que tiene la sociedad actual, o vas al ginmasio (y a pedicura, y al dentista, y al peluquero, y a la depilación...) o a la biblioteca, ambas cosas difícilmente se dan. Un abrazo, nos vemos.

Anónimo dijo...

ammm pues creo qe la ideaa de poner personas guapas es muy buenaa...porque por mas se va uno con la finta que asii se veraa de guapoo uno y no guapo...lo siguientee jajaj...see un poco de capacitacion no caeria nada mal....graxx por compartir con nosotros tu anécdota amigo. De: tatu169@hotmail.com