jueves, 1 de mayo de 2008

Fin de semana en una casa rural

El fin de semana pasado estuvimos en una casa rural. Era para diez personas pero al final no vinieron Quique y Cruz porque se les estropeó el coche.

La casa está junto al río Tormes, es un antiguo molino y es preciosa. M. ya lo ha contado, pero creo que se queda MUY corto.

La casa es preciosa, está muy bien preparada, con buena calefacción para los fríos invernales y perfectamente preparada para las largas tardes de invierno. Nosotros no disfrutamos de todo lo que tiene porque como nos hizo un tiempo magnífico estábamos fuera de la casa hasta muy tarde.

Tenía una zona común enorme en la que había un espacio para comedor (las mesas eran ruedas de molino) una zona de salón (junto a la chimenea) y una cocina completamente equipada. La separación entre la cocina y el salón era una barra ¡con un grifo de cerveza! No soy muy cervecero, pero eso de tirar tu propia cerveza tiene su gracia, así que hicimos uso abundante de él (sin llegar a tajarnos).

¿Una jarrita de cerveza?

Despertarse con esta vista es un lujo.

Vista desde la casa rural

El sábado hicimos una excursión muy bonita. Está muy bien eso de desintoxicarse del día a día de la ciudad en ese aire tan puro y con la nieve casi al alcance de la mano. Al volver a la casa Juanma nos reparó el cuerpo y el espíritu con una de sus comidas: sepia y albóndigas. Simplemente exquisito.

La nieve en Gredos

Por la tarde visitamos algunos pueblos de la zona porque Juanma y Mari quieren comprar por allí una casa de pueblo. Lo malo es que cuando dices que vienes de Madrid suben los precios hasta la estratosfera. Pregunta ¿en qué lugar de Madrid están los árboles donde crece el dinero?

Cumbres y pueblos

El sábado por la tarde llegaron Lour y Juan que venían hechos polvo de sus respectivas guardias. Al día siguiente hicimos otra excursión más suavceita por las riberas del Tormes.

... vestidos los dejó de su hermosura

A la vuelta Juanma nos volvió a reparar con sus dotes culinarias: pasta fresca con gulas y gambas.

Después de la comida hicimos un sorteo de las cosas que sobraron. Creo que es algo que podemos repetir para otra vez.

Lo malo de la tarde del domingo es que M. se empezó a agobiar ostensiblemente con la vuelta al cole del lunes, y estaba muy muy tenso. Al entrar a Madrid había algo de atasco (como siempre) pero estuvimos charlando y lo llevamos bien. Estuve a punto de irme a dormir con M., pero tenía varias cosas que hacer en casa (ropa, etc) y al final no se arregló. Bueno, lo compensamos el lunes.

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