martes, 15 de julio de 2008

Gafas nuevas

Hoy fui con M. a recoger las gafas nuevas: tengo unas gafas desde hace ¡ocho años ya! (no me parecía que hubiera pasado tanto tiempo) y estaban para el arrastre, sobre todo después de un golpe que me di contra una puerta y de trabajar con los vapores que desprende la fibra de vidrio al trabajar con ella.

Son gafas de metal, con parte de la montura al aire.
¿Se ve bien de lejos?

El viaje a México y el hecho de que ayer se me rompió una lentilla han sido las excusas perfectas: no quiero que me ocurra como el año pasado en Estambul, que una de mis lentillas quiso quedarse allí y tuve que ponerme las gafas viejas. Ahora ya tengo gafas nuevas y decentes y ya encargué la lentilla nueva.

Otra cosa buena es que con las gafas que compré me regalaron un par de repuesto (bueno, regalar... con lo que ganan las ópticas, no regalan nada), así que tengo otras gafas, pero estas de pasta.

Mírame a los ojos

Antes de ir a la óptica quedamos con Drichal a tomar una cerveza y nos contó que había suspendido. Estaba bastante desanimado porque sacó muy buena nota en la parte que le había salido peor y muy mala nota en la parte que le había salido muy bien. Lástima. Le hemos animado a que proteste, creo que le puede venir muy bien tener el punto de vista del tribunal (y si se han equivocado, mejor que mejor). Menos mal que le va bien en el trabajo.

Ayer fui a Sanidad Internacional del Ayuntamiento de Madrid y me vieron cara de tonto (como siempre) o ese síndrome que les entra a los médicos de vacunarme de todo lo que pueden en cuanto me ven y me mandaron todo tipo de vacunas... y eso que yo ya tengo el tétanos-difteria y la hepatitis B. Me mandaron el tifus y la hepatitis A. Además me mandaron un preventivo de la malaria aunque la misma doctora me dijo que iba a estar tan pocos días que casi no valía la pena. Charlotte ha ido hoy al mismo centro y distinto médico, con el mismo viaje y le han mandado la vacuna del tifus. NADA MÁS.

Eso sí, también me dieron buenos consejos sobre el repelente de mosquitos y la diarrea del viajero. Eso es de agradecer. Toquemos madera.

En el trabajo me está costando un montón concentrarme y hay veces que paso de coger el teléfono. Hay días que estoy literalmente colgado del teléfono.

Tengo una duda Rickisimus

Así que ante tanta tontería telefónica y faxiana como me llega (no hablemos de la mailera), nos ha venido muy bien la despedida que ha organizado un compañero del trabajo que se marcha. Mejora mucho, a una importante institución europea, con lo que su sueldo crecerá... ¡qué suerte! (y cuánto ha currado). Ha organizado un convite ayer lunes, y como sobró comida, lo hemos continuado hoy.

Hay una cosa buena en las llamadas: es satisfactorio poder ayudar a la gente que se ve absolutamente despistada (lo que significa indefensa) bajo la rueda de la Administración. Queda mucho por hacer en nuestra querida Administración, mucho por racionalizar.

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