domingo, 28 de septiembre de 2008

Octavo día: México D.F. - Cancún - Playa del Carmen

El octavo día nos levantamos muy temprano.

Rebobinemos, hay algo que no conté: las dos últimas noches casi no pudimos dormir ya que había un karaoke debajo que duaraba hasta las tantas de la mañana. Protestamos varias veces y como el hotel estaba lleno no nos pudieron cambiar de habitación. Joroba que se hicieran los locos el primer día ("¿karaoke?, ¡no sabemos nada!) hasta que la señora de la limpieza dijo "¡qué raro, si no suele empezar hasta los jueves!". Protestamos tanto que a Carlos le han regalado una noche gratis en el hotel para su empresa (nos hicieron tarifa de empresa...).
Sigamos con la historia. Era el día de inauguración de los Juegos Olímpicos. Fuimos muy temprano al aeropuerto Benito Juárez de México D.F. Viajábamos con AVIACSA, facturamos y entramos a la zona de embarque. Desayunamos de nuevo y esperamos viendo algo de la inaguración de los Juegos.

Cuando íbamos a la puerta de embarque (50 minutos antes de la salida del avión) nos confundimos (porque está MAL SEÑALIZADO) y bajamos unos 15 escalones hasta la zona de cintas donde se recogen las maletas. Allí había una guardia "de seguridad" que nos dijo que ya habíamos sobrepasado una imaginaria línea que delimitaba el último escalón y la zona de las maletas y que no podíamos volver a subir y a continuación nos dijo "van a perder su avión". Nos dejó boquiabiertos. Retuvo la tarjeta de embarque de M. mientras llamaba por radio a alguien que nos respondía. Nos angustiamos muchísimo. Pasó otra guardia de mayor rango que le dijo que nos dejase subir, y si no, que saliéramos y volviéramos a entrar. M. arrancó su tarjeta de las manos de la guardia "de seguridad" y salimos y volvimos a pasar el control. Llegamos a tiempo, por supuesto y nos sobró bastante tiempo, y eso que en mi mochila confuenderon la funda de las gafas con un cuchillo...

¿Cómo es posible que cuatro personas que han viajado por medio mundo (Drichal ha visitado los cinco continentes y Charlotte y M. han vistado al menos tres) se pierdan dos veces (ya contaré la segunda) en un aeropuerto? Pues porque está MUY MAL SEÑALIZADO. Así que cuidado los viajeros que vayan a hacer viajes tocando el aeropuerto de México D.F.: es un caos.

Otra cosa curiosa es que está repleto de guardias "de seguridad" que no hacen absolutamente nad, más que vegetar. Además les pides cualquier indicación y te la suelen dar mal. Quizá sea el mal de altura, que ataca de manera permanente...

El avión salió puntualísimo y desde él pudimos ver el Popocatépetl, que no pudimos ver desde Cholula por culpa de las nubes. Dos horas después llegamos al aeropuerto internacional de Cancún. Allí nos esperaba puntual una furgoneta para llevarnos al hotel en Playa del Carmen, exactamente en Playacar, una urbanización de Playa del Carmen. Nos esperaba el Hotel Riu Lupita y ¡el Caribe! Lo que había comenzado siendo un pequeño apéndice del viaje para ver Tulum y Chichén Itza, se había convertido en la estrella del viaje: esperábamos ansiosos ver nuestro hotel, bañarnos en las aguas caribeñas, disfrutar del "todo incluido" y ver algunas de las ruinas más famosas del mundo.

El hotel no nos defraudó: llegamos y en cuanto hablamos de que teníamos una reserva, apareció un camarero de la nada con unos cócteles de bienvenida. Como todavía no habían limpiado la habitación nos cambiamos en un cuarto y nos marchamos a la playa. El complejo Riu tiene allí varios hoteles, el Lupita es el único que no está a pie de playa (por eso es el más barato), pero tiene una guagua (perdón camión,... perdón, AUTOBÚS) que va a la playa cada 20 ó 30 minutos. Allí hay un "club de playa" donde hay un autoservicio y una zona acotada para los clientes del hotel.

Estábamos todos excitados pero sin dudarlo, Drichal estaba que se subía por las paredes. Además él es "sol-adicto" y quería subir un par de grados su "morenez".

Desde donde deja el autobús hasta la misma playa hay un caminito rodeado de vegetación que se recorre en tres minutos. Mientras avanzábamos no podíamos creer lo que veíamos. Para mi es imposible describir los colores del Caribe: azules, verdes, esmeraldas, todo tipo de tonalidades que solamente se pueden apreciar allí. Ninguna foto les haría jsuticia y solamente algún gran pintor podría transmitir un poco la variedad de colorido de ese mar.


Ese día descansamos y nos quedamos en la playa hasta que "cerró". Comimos en el "club de playa" y nos aventuramos por los otros hoteles Riu, que eran para gente más pudiente, pero de los que podíamos aprovechar sus instalaciones (excepto el de los ricos-riquísimos, que siempre hay clases).
Como curiosidad comentar que en la habitación del hotel había unos dispensadores de bebidas alcohólicas como en los bares (de esos en los que las botellas están puestas boca abajo y solamente hay que abrir un grifo) y la nevera llena de cervezas, refrescos y agua.
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Por la noche llegaron al hotel Carlos y su novia mexicana, bueno, no era novia, era una chica con la que mantenía una relación. Es muy mexicana, tanto en físico como en carácter y estaba MUY BUENA.

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