jueves, 2 de octubre de 2008

Noveno día: Playa del Carmen - Tulum y una aventura que salió bien

Aunque sea una entrada diferente no he terminado el día de la visita a Tulum. Ese fue un día duro: M. no se levantó bien, aunque tampoco estaba mal. Decía que tenía raro el estómago. Al terminar la visita a Tulum nos planteamos el quedarnos en alguna de las playas que había cerca o volver al hotel, pero M. prefirió volver al hotel.

A los cinco minutos de ir en el coche dijo “ya sé lo que tengo: un cólico nefrítico como lo tuve hace seis o siete años”. A los cinco minutos se retorcía de dolor en uno de los asientos del coche. Ahí se forjó una de las frases del viaje: “ay, Dios mío”.

Gracias a Dios el día anterior Carlos se había fijado en el hospital que había junto al hotel, que es de la cadena Hospiten, con varios hospitales en canarias y uno en Estepota. Además, me acordé de anotar en el móvil el número de asistencia 24 horas del seguro que llevábamos y el número de la póliza.

Así que llamé al seguro y le conté lo que nos pasaba. Me dijo que necesitaba entre 10 minutos y 1 hora para localizar un médico o un hospital al que acudir y que como estábamos a una media hora, que tenía cierto margen. Me advirtió que si al llegar al hotel no me había devuelto la llamada, nos dirigiéramos al hospital que nos recomendaran en recepción. Allí nos recomendaron ese hospital y allí fuimos.

M. se apoyó en el mostrador de recepción y dijo lo que tenía y que necesitaba una buscapina. La recepcionista nos dijo que “hasta que no pongan una fianza de 1000 dólares, no le puedo dejar pasar por esa puerta”. Eso impresiona mucho cuando vienes de un país donde primero se atiende y después se pregunta. El único que llevaba tarjeta era M. y se la cogimos. Creo que ni se enteró.

Cuando estábamos ya dentro de los boxes (pasé yo con M.) llamó el seguro y me dijo que nos enviaba un médico al hotel, como ya estábamos en el hospital me advirtió varias veces “no te preocupes, que ahora envío un fax y os descongelan la fianza que os hayan pedido”. Dicho y hecho, a los cinco minutos estaba devuelta, y mientras le fue haciendo efecto el analgésico a M. y … se puso muuuuuuuuucho mejor. Como le hicieron toda clase de pruebas, le dijeron que debía quedarse esa noche ingresado para hidratarle y ver si conseguía expulsar la piedra que le habían visto. Era pequeña y no le faltaba mucho para salir.

Esa noche se quedó y mejoró muchísimo. Cada vez que hacía pis una enfermera lo filtraba para ver si expulsaba algo. Al día siguiente le dieron el alta. Como faltaban un par de días para nuestra marcha, le pidieron una consulta externa con el urólogo. Los del seguro llamaron un par de veces para preguntar como estaba incluso un par de días antes de volver a España (una semana después del incidente) y le dijeron que si el médico le ponía un tratamiento por el que debía prolongar la estancia, que se quedase, ya que estaba cubierto por el seguro y le pagaban un avión de vuelta si perdía el que le correspondía.

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