sábado, 27 de febrero de 2010

Ciclogénesis explosiva y otras zarandajas

A los periodistas (y supongo que a los espectadores) les encantan las palbras rimbombantes que parecen significar algo tremebundo y en realidad no son más que un descripción pura y dura de la realidad, como ocurre con la famosa ciclogénesis explosiva que nos acecha este fin de semana como una más de las plagas zapateriles. Creo que en los telediarios han citado la expresión unas 20 veces por minuto.

Esta semana fue de ciclogénesis explosiva de trabajo: el jefe se ha puesto más hiperactivo si cabe con el nuevo real decreto y parece que (¡por fin!) ha cogido las riendas del jamelgo y va dirigir la posición de nuestra subdirección en las negociaciones por el dichoso real decreto. Me reí mucho cuando fueron llegando las reacciones de los directores provinciales al primer borrador y venían a decir, más o menos, lo mismo que escribí hace un año en "mi" borrador, del que me dijeron que era muy ambicioso.

Encima mi madre no se fue de viaje porque ha tenido un ataque fortísimo de ciática que le produjo unos dolores terribles y una gran cojera. Otra vez será, pero no he podido irme a vivir esta semana a casa de M., como teníamos previsto.

El martes quedé con los venezolanos. Nos vimos un rato y ... son encantadores. La chica joven es el encanto personificado, y en cinco minutos es capaz de enamorar a cualquiera. Menos mal que ella tiene novio y yo también jejeje.

El resto de la semana fue trabajar, trabajar y trabajar. Ayer tarde traté de dormiruna siesta y no me dejaron entre el teléfono y la gente que llama a la puerta. Después llevé a mi madre al fisoterapeuta para ver si le ayudaba con su ciática.

Luego cenamos M. y yo juntos. Hizo una cena exquisita: Pastel de salmón y verduras. Impresionante.
Por la noche tomé una Dormidina pero no me hizo mucho efecto.

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