Después nos llevó a la central camionera (la central de autobuses) y compramos los billetes a México D.F. Como allí apenas hay trenes de pasajeros, el transporte por carretera está muy bien organizado.
Al comprar el billete podíamos elegir el asiento, pero es que son asientos completamente reclinables, con lo que se puede ir prácticamente acostado. Encima al entrar te dan una bolsita con un sandwich y una bebida.
Una sorpresa es que al meter el equipaje en el maletero del autobús se etiqueta como en el aeropuerto, y a la llegada no te dan la maleta si no presentas el resguardo. Eso me parece una idea muy buena (a ver si lee esto alguien que tenga posibilidad de implantarlo en España!).
El autobús fue puntual como un reloj suizo y llegamos con algo de adelanto a México D.F. Es horrible pensar que de las dos horas y pico de trayecto (casi tres horas) nos pasamos una "entrando" en México D.F. A primera vista es una ciudad caótica. Al concerla algo mejor nos dimos cuenta de que es terriblemente caótica.
Otra idea a copiar es que el taxi en la estación es de "prepago". Hay una caseta donde se compra un boleto de taxi, diciéndole donde vas te pide la tarifa. Después al taxista hay que darle una propina.
Atemorizaban mucho los anuncios que escuchábamos en la radio del taxi que nos llevaba al hotel alertando sobre los secuestros en México para "tráfico de blancas, tráfico de drogas, pedir dinero o tráfico de órganos,..." ¡glup!
Llegamos al hotel y estaba DE CINE. Una suite junto al Bosque de Chapultepec (algo así como el Retiro en Madrid), con unas vistas impresionantes. Un par de días después tuvimos una sorpresita allí, pero ya la contaré en su momento.
Dejamos las cosas y nos fuimos a recorrer la ciudad. Por supuesto lo primero fue el Zócalo y las calles aledañas, con sus edificios inclinados en diferentes direcciones y con sus tiendas sacadas de la memoria de los años 70.
A mi me impresionó el Zócalo a pesar de haberlo visto cientos de veces en TV, fotografías, cine, etc.
Otra vista preciosa es la de la zona del Palacio de Bellas Artes, claramente influido por la arquitectura francesa
Pero mezclado con lo normal en México D.F.: la policía.
Esta es una de las calles que sale del Zócalo, que tenía varias tiendas de banderas. Lástima, me podía haber comprado una.
Algo curiosísimo fue la inclinación que tienen las fachadas de los edificios en el centro ya que la ciudad se asienta sobre un lago. Creo que en esta foto se aprecia bastante bien. Bajo la cúpula de la Catedral hay un gran péndulo para registrar los movimientos del edificio.
Nos dimos el gustazo de entrar en la pastelería "La Ideal" que es una pastelería a lo grande. Es un local enorme, lleno de mesas con bandejas interminables de pastas, pasteles, bollos, etc y donde el cliente toma lo que quiere como en un supermercado. Ahí compramos el desayuno del día siguiente y mereció la pena.
1 comentario:
Las fotos, geniales (envidia malsana, jajaja). Y lo del lago es verdad, no creo que mucha gente lo sepa pero es así, la mayor parte de un lago desecado que además estaba en un valle, de ahí la alta contaminación también ;)
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