Teníamos un vuelo tempranero a Las Vegas y llegamos somnolientos a facturar a Continental. Hubo que pagar 15 dólares por maleta facturada, pero son las reglas de las compañías aéreas en Estados Unidos.
Embarcamos a tiempo, pero el avión despegó 50 minutos después. El Capitán nos avisó que estábamos en una hora del día en la que había muchos aviones para despegar. A pesar de eso, el avión aterrizó a la hora prevista. El tiempo de vuelo es de ¡5 horas y media!
Empieza el espectáculo nada más descender del avión: ¡hay máquinas tragaperras en las salas de espera del aropuerto! Al recoger las maletas había hombres trajeados esperando a viajeros y ¡les recogían las maletas! Primera sorpresa: íbamos a recoger el coche que habíamos alquilado desde España y teníamos que ir al "edificio del alquiler de coches" que viene a ser como los cuatro aparcamientos de la T2 de Barajas dedicados a alquilar coches... Una vez pasadas las formalidades propias del alquiler había que subir a la tercera planta (inmensa) y el coche que queríamos no estaba... porque lo estaban limpiando. El encargado nos dijo que si nos corría mucha prisa, nos daban una furgoneta sin cargo extra. No quisimos esa opción porque es más complicada de conducir, aparcar y gasta más, y ya queríamos un coche lo suficientemenete grande: Toyota Sienna.
Desde el edificio de alquiler de coches fuimos al hotel: "Flamingo". Uno de los clasicazos de Las Vegas. Su primer gran hotel. No hay palabras para describir la mezcla de lujo y horterismo del enorme hotel. Como todavía no estaban preparadas las habitaciones, dejamos el equipaje y fuimos a comer en un restaurante lleno de pantallas de televisión en las paredes y decorado con tonos rosas de una manera que hubiera deleitado a los decoradores de los años setenta.
Cuando nos dieron las habitaciones nos quedamos anonadados: estaban en la línea del hotel.
Además, en el cuarto de baño había ducha y bañera y ¡una televisión integrada en el espejo!
Fuimos M. y yo a dar una vuelta por los alrededores par ver el ambientillo, pero hacía un calor infernal: estábamos en pleno desierto y eran las 5 de la tarde. Así que la opción es ir metiéndose en los hoteles, por los que se puede circular libremente, ya que tienen sus tiendas, centros comerciales y, por supuesto, casinos.
Allí la gente fuma mucho, bebe mucho, juega mucho y... supongo que f*llará mucho. En algunos lugares, se ponían personas a repartir propaganda de prostitutas y para llamar la atención de los viandantes golpeaban las tarjetas contra sus manos o contra el taco de tarjetitas que llevaban, lo que producía un curioso efecto sonoro cuando lo hacían diez o quince personas a la vez.
Es el exceso hecho ciudad. La gente está de vacaciones y va especialmente "comunicativa", como esta chica que insistió en hacerse una foto con nosotros.
M. y una titi desconocida
Por la noche fuimos a ver el espectáculo que es esa ciudad: fuentes que funcionan al compás de la música, batallas entre barcos piratas, actuaciones de actores desconcidos y muy conocidos, juego, edificios con formas extrañas, réplicas de monumentos famosos, centros comerciales de lujo en cada hotel, etc. Es la ciudad de los excesos.
Asombrosa la batalla entre dos barcos ¡a pie de calle! Aunque el espectáculo es un poco "mamachicho".
Aunque parezca que es al aire libre es un centro comercial techado que imita el cielo.
Esta Torre es "solamente" la mitad de tamaño de la original.
En resumen, una ciudad que hay que visitar. Es el exceso absoluto, lo mejor y lo peor.
5 comentarios:
¡Qué horror, qué espanto! Tiene que ser todo tan estridente, tan chillón, tan excesivo...que hay que verlo.
Algo falla en éste Mundo, cuando una ciudad así existe, eso no quita que no me encantaría visitarla, paradojas... Un abrazo, nos vemos.
Gesu no me lo creía mucho, pero, efectivamente, es un lugar que HAY que visitar. Es una sorpresa hecha ciudad.
Aparte, se pueden hacer cosas muy interesantes, como ver los espectáculos musicales que en algunos casos coincidían con los de Broadway, como "Jersey Boys".
Jesús no creo que la existencia de una ciudad así denote un fallo en el mundo. ¿Por qué crees que sí?
Parece interesante, pero mi chico ODIÒ Las Vegas por su desperdicio ecológico y su fealdad.
La verdad es que mucho no me interesa pero reconozco que me asombraría mucho ver algunas cosas.
EL estilo de habitación del hotel de la foto es horropendo.
El estilo es horripendo, pero tiene su encanto. de todas formas elegimos uno de los hoteles más "horteras" a propósito.
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