domingo, 27 de febrero de 2011

Más y más

Esta semana no ha estado exenta de disgustos. La noche del martes murió la madre de nuestra amiga Marilú. Llevaba año y medio bastante pachucha y Marilú y Giovanni iban y venían continuamente a Talavera de la Reina. Así que el martes por la tarde nos escapamos del trabajo un poco antes y fuimos a Talavera M., Charlotte y yo.

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Estoy añadiéndome más y más peso en la mochila. Esta vez he sido yo mismo el que se ha brindado, pero ha sido por una razón: el vil metal.

Además del proyecto que tenemos que terminar en marzo, me he metido como ponente en unos exámenes oficiales. Me lo han ofrecido y he dicho que sí. Parece que están MUY bien pagados, aunque sean oficiales, y que hay tortas por ser ponente, así que aunque me llamaron un viernes a última hora (me pillaron cerrando el ordenador del trabajo) dije que sí. Intuyo que han querido librarse de algún ponente y me han metido a mi para eso.

Me tengo que estudiar cierta materia en la que no soy muy ducho para poner un par de exámenes, pero "la pela es la pela". A lo mejor le pido a mi sobrino que me instruya porque creo que ha estudiado una de esas materias en la carrera.

De todas formas, ya me han dejado un par de libros para instruirme convenientemente sobre la materia.

En el trabajo ha ocurrido algo impensable: nuestro segundo jefe ha "huído" después de tres meses en el cargo. En realidad ha durado menos, porque pidió marcharse apenas dos semanas después de empezar en el nuevo trabajo. La historia es así: yo tenía dos jefes, uno "ejecutivo" y otro más "político". El "ejecutivo" se jubiló y el "político" (que era el que me amargaba bastante la vida el año pasado) le "invitaron a jubilarse" mediante una argucia legal.

Trajeron un nuevo jefe "ejecutivo" en mayo. Como yo tenía confianza con él, el día que llegó le advertí de la desilusión que se iba a llevar sobre el funcionamiento de nuestro departamento. Efectivamente, la situación es tal que un mes después huyó. Estuvimos sin jefe "ejecutivo" hasta noviembre, que llegó otro nuevo. Con este no tenía esa confianza, así que no le dije nada. El otro día me confirmaron los rumores: también se va.

Parece que no es nada fácil pastorear nuestro departamento y no es sencillo afrontar la situación en la que nos encontramos, así que se vuelve a sus cuarteles de invierno. Esto me ha hecho pensar en que yo estoy quemado, pero que no soy yo, sino que estoy en un lugar que quema. No es que sea gran consuelo, pero disipa algunas dudas.

Ya sé quién es el nuevo sustituto (también tengo confianza con él) y le he advertido por teléfono de que se va a meter en un avispero.

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Sigo haciendo las instrucciones sobre la nueva reglamentación de noviembre pasado, pero como el autor principal sigue de baja, no avanzan mucho. Los jefes se están poniendo nerviosos, pero trato de ser inamovible: no sin mi compañero.

Mañana tengo una reunión en otro ministerio que quiere que nos convirtamos en sus "policías" y como mi jefe se va a marchar, creo que me toca a mi "defender el fuerte".

El conjunto de idas, venidas, trabajo, etc me está pasando factura y aparte de dormir mal, estoy de una mala leche (o malas pulgas) que da miedo. Me pone especialmente de los nervios los trayectos en metro y las llamadas telefónicas.

Así que en el trabajo no he cogido apenas el teléfono el pasado viernes, lo que ha mejorado mi calidad de vida durante el fin de semana. Por cierto, sigo diciendo que el Distensan que me mandó el médico es como si me tomo una aspirina. No me hace nada. Además me ha dicho que divida en dos las pastillas y estos no son comprimidos ranurados, así que no creo que se deban partir en dos.

Gracias a Dios, el tiempo ha mejorado, y se puede salir sin que se caigan las manos por el frío. Incluso los mas osados van en camiseta y pantalones cortos, mientras yo voy con mi cazadora... friolero que soy. Incluso en casa, para estar ligerito de ropa tengo que tener muy buena temperatura.

Pero vamos, que echo de menos el calorcito. ¡Cada vez queda menos!

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Creo que hoy iremos al cine a ver "Los chicos están bien". Según me ha dicho M., es una película "de temática" (gay, por supuesto). Se salva porque parece que tiene momentos de comedia, porque si no me negaba a verla: no tengo el cuerpo para dramas.

3 comentarios:

Eleuterio dijo...

¡Dramas! ¡Tragedias! ¡Cine para llorar!

Las vicisitudes de tu trabajo me recuerdan algunos manejos de los responsables de cierto teatro de provincias en el norte de Europa.

starfighter dijo...

Sí, a veces es mejor no coger el teléfono según qué días. ¿Te has planteado cambiar de departamento? Porque ese tiene pinta de ser intratable y necesitas una temporada tranquila. Cuídate anda, besos.

rickisimus2 dijo...

La película no ha sido de llorar, aunque ha sido intensa.

Querido star, claro que me he planteado un cambio. Lo malo es que ahora es complicado.