Hoy tuve la despedida de una compañera de trabajo: llevaba 35 años en la administración y 25 años en este trabajo. Había una sensación agridulce: ella estaba contenta de jubilarse (lo deseaba) pero nos da pena dejar de verla todas las mañanas con su alegre saludo.
Mientras comíamos no tenía cobertura en el teléfono móvil y mi madre me llamó varias veces: había perdido o le habían quitado el monedero con el DNI y la tarjeta de débito. Tenía un soberano disgusto. Anuló la tarjeta y esta tarde hemos ido a poner la denuncia. Los policías han sido la amabilidad personificada.
Eso sí, nos encontramos con una amiga de mi madre y hemos pasado gran parte de la tarde con ella.
Tengo un dolor de cabeza de los que hacen época, así que en la comida no he tomado NADA de alcohol. Lástima, porque había buen vino.
Hoy ha pasado algo curioso: hay un tío muy callado en mi planta en el trabajo. No habla prácticamente con nadie. Cuando ha llegado al trabajo yo estaba en una impresora nueva y me he ofrecido a configurársela en su ordenador. Ha empezado a hablar conmigo y se ha tirado un buen rato contándome los problemas que tiene con uno de sus hijos: un ni-ni (ni estudia ni trabaja). Vino en el metro leyendo El País, especialmente un artículo sobre esa generación ni-ni. Tiene una hija "normal" y un hijo "ni-ni". Dice que no es que sean hijos de diferentes padres, sino que son de especies distintas.
Hoy no pude quedar con M.
lunes, 22 de junio de 2009
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3 comentarios:
ánimo chico que te veo de bajón
Rick, es que se te ha juntado todo en un día nefasto.
Mirándolo por el lado bueno, es difícil que se te acumulen tantas cosas negativas en un futuro próximo.
¡Ánimo!
Lo que hace la genética, caramba. Ánimo, que mañana será otro día
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