Parece que el cambio se ralentiza, pero eso creo que me va a actuar con mayor determinación. Tardará algo más, pero veo que quedarme estancado en este puesto es un error. Ya me pasó hace unos años y me costó, pero lo conseguí. Voy a tratar de irme por las buenas, por supuesto. No me gusta hacer enemigos, no es mi estilo. De momento lo siento por quien me llame: no estoy cogiendo llamadas del exterior del edificio (se pueden identificar por el tono de llamada). No quiero más trabajo. Creo que voy a dejar de responder los correos electrónicos. Más que nada para no tomar responsabilidades nuevas, problemas nuevos cuando sé que me voy...
Habrá que fortalecerse, sobre todo mentalmente, porque vuelvo a la lucha.

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Llevo unos días un poco atareado con otra cuestión: exámenes. Este año me han pedido los exámenes para todo el año, en lugar de pedirlos convocatoria a convocatoria. Así que no hago más que cuadrar las cosas. La paliza de ahora hará que no me tenga que poner la paliza más adelante. Solamente será cuidar el examen y corregir...
Tanta preparación de exámenes ha hecho que mi cuello y mi espalda se resientan y la consecuencia ha sido un gran dolor de cabeza, que tengo amagando desde el sábado tarde y golpeando desde el domingo por la mañana.
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Hemos visto "La invención de Hugo" dirigida por Scorsese. Nos gustó mucho la historia es muy bonita, da giros inesperados (no es una cinta de acción, ojo) y es emotiva, pero no sensiblera.
Este ha sido un año curioso en los Oscar: han competido películas que trataban sobre la primera época del cine. La época de los pioneros. Estas películas me han hecho recordar mi antigua sapiencia cinéfaga, aquella que adquirí en muchos años de devorar películas clásicas una detrás de otra. Tengo que repasar muchas de aquellas películas. Me sigue gustando el blanco, el negro y la infinita gama de grises intermedios.