La cosa va de cuerpos. Del Nacional de Policía al de Álex, miembro del propio Cuerpo a su vez, presumiendo de palmito sobre una tarima en Ibiza y en garitos de Madrid, sin camiseta, "luciendo mi cuerpo como a mí me gusta", dice un poco ufano pero muy directo. Ahí le tienen: de mantener el orden en la calles, a provocar el desorden en el sector femenino (y seguro que en el masculino) por discotecas de la capital.
Poli de día, gogó de noche «no por hobby ni por capricho, sino para sacarme un sobresueldo». Así, de la patrulla al podio, es la doble vida secreta de este zamorano de 31 años. Una historia que podría no pasar de lo anecdótico, pero que destapa una realidad no tan trivial: el presumible alto porcentaje de agentes que compaginan ilegalmente su trabajo remunerado por el Estado con otras labores también pagadas.
Una evidencia vox pópuli fuera de la legalidad –prohibida por la Ley de Incompatibilidades– que se puede tornar alarmante en algunos casos: por ejemplo, en el de quienes trabajan a la vez como investigadores públicos, y privados en sus ratos libres.
Aunque las investigaciones de Álex son de jaez, digamos, más bailongo. Cuenta que su sueldo base no pasa de los 1.600 euros, y que mensualmente puede sacarse, merced a su contoneos en la tarima, «unos 1.000 ó 1.200 euros más». Un empujón económico considerable que le ayuda a «conseguir algunos caprichos que cualquier chaval de mi edad quiere disfrutar, y a poder pagar un coche o una casa, algo imposible con sólo un sueldo», explica, y subraya que «en los últimos tiempos, por ejemplo, estoy gastando mucho dinero en mi estética y mi cuerpo».
(Fuente)
Si este chico estando como está va de gogó, ¡yo me puedo hacer millonario!
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