La semana perdida

Esta semana ha sido una semana perdida en el calendario. En lo laboral, estas semanas de cuatro días son mejores por la menor duración, pero tampoco son un gran chollo por la mayor intensidad. El fin de semana pasado estuvimos medio malos M. y yo por una "gripe de baja intensidad: malestar, algo de fiebre (no mucha), etc. Así que el lunes decidí ir a la piscina de las Escuelas Pías a mediodía. Desde mi trabajo tengo que caminar quince minutos, pero me viene bien un paseo a mediodía y salir de la oficina.

La piscina está bien aunque sea algo pequeña, calles estrechas y de poca profundidad. Disfruté mucho de la natación aunque seguía con unas décimas de fiebre. La zona de "spa" no está funcionando todavía y como es de gestión privada, mi bono municipal no sirve allí, sino que hay que comprar un bono de esa piscina.

Los dos días siguientes estuve con un terrible dolor de cabeza y seguía con décimas. Gajes del oficio. Ya "casi" estoy acostumbrado a tener el cuello y los hombros cargados por el trabajo (muchas horas de ordenador y mucha tensión).

A Montana también le duele la espalda

Echo de menos tener acceso a una barra para poder colgarme (en el mejor sentido, claro) y estirar la espalda como Dios manda.

(Ale, las fotos de los maromos bien grandes, para solaz del amable lector, aunque haya alguno que no encuentre tanto placer en ellas, pero esté en vías de convertirse en objeto de las mismas).

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M. se ha empeñado en ver la película del tsunami. Menos mal que Charlotte le ha pedido esperar una semana porque ella se ha ido de puente a la playa. A lo mejor esta tarde íbamos a ver "Magic Mike" amparados en las no-malas críticas pero acabo de ver que hay una huelga en los cines Yelmo (por culpa de un ERE), que son los que hay junto a la casa de M. Creo que al final tendré que pedir auxilio a Nils para que me rapte y me lleve a verla, tal y como sugerí hace una semana.