El viaje de la semana pasada a las Baleares fue bien: hotelazo con vistas espectaculares, aunque no pude disfrutar a penas de él. La conferencia fue muy bien.
Esta semana el gran jefe está insistiendo mucho en que está buscándome un ascenso y he de confesar que no me veo con mayor nivel. No creo estar preparado para ello.
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Llevo unos días sin mi madre en casa: está entretenida en el pueblo solucionando unos papeles. Lo malo es que mis tías monjas amenazan con hacer su aparición por Madrid. Y hablo en plural, tías, incluye al anticristo y a la que está en América, que volvió hace unos días para resolver los mismos papeles. Así se entretiene y yo estoy algo tranquilo.
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