En verdad, en verdad pienso que nuestro gobierno se ha concentrado en cagarla continuamente y para ello ha juntado a sus mentes más cochambrosas. Mi ligerísimo, episódico, contacto con alguna semi-alta esfera no hace sino confirmar que al menos este gobierno nada en la más absoluta de las inanidades. Es como un bombero que va apagando fuegos, pero que no sabe dónde va, como una gallina sin cabeza.
Lo peor es que las oposiciones no le van a la zaga, y parece que compiten por cagarla todavía más que el gobierno.
Hace unos días me tocó dar una charla en Barcelona. Sin pretenderlo, era la estrella invitada. Una reunión que, en principio, no era destacada se llenó hasta la bandera y ante otros invitados de relumbrón, resultó que las palabras más esperadas eran las mías. No es la primera vez que me llevan a una reunión como víctima propiciatoria: si sale mal me llevo los tomatazos, si sale bien, las medallas se las llevan otros.
Pude rechazar el encargo, pero pensé que si lo rechazaba porque era difícil, me estaba dejando llevar por el conformismo, por la comodidad. Como dijo en su día ese gran pensador, El Cordobés, "Esta noche te compraré una casa... o llevarás luto por mí": así preparé la reunión, expuse las novedades de la mejor manera posible y no me tiraron tomates. De hecho parece que gustó bastante tanto la exposición como el contenido.
Ahí seguí la frase del hombre de moda (Suárez): "La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando dudes elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti." Esta vez salió bien.
Lo mejor de todo: una noche salí con los amigos de Barcelona y disfrutamos una buena cena y mucha mejor compañía. La noche siguiente tuve cena de compromiso y la verdad es que también disfruté muchísimo: la cena fue en un rastaurante vasco espectacular y no faltó detalle. Me habían hablado muy bien de nuestro anfitrión y la verdad es que no defraudó, tanto en lo culinario como en lo personal.
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Llevé el coche la taller: mil euracos. La verdad es que ha salido malo de coj*nes porque ya a mi padre le tocó hacer alguna reparación costosa. Ahora no estaba para cambios de coche y por eso acepté, pero si vuelve a tener una avería cuantiosa, me lo pensaré muy mucho. Ya tiene 12 años pero solamente 100.000 km. A las dos semanas, otra vez al taller por algo "menor": 60 euros.
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Estamos devorando los capítulos de Breaking Bad y ya estamos en la quinta temporada. Vamos relativamente lentos porque los vemos juntos M. y yo. Estamos enganchadísimos.
También vemos "House of cards", que me parece maravillosa, aunque el hecho de que Kevin Spacey hable a la cámara a veces resulta antinatural.
Además, nos ha servido para descubrir un actor con un atractivo bastante salvaje: Corey Stoll. No es el típico guaperas, pero tiene algo.
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Mi madre va mejorando muyyyyy lentamente. Pero a veces se pone bastante pesada con determinadas cuestiones y con cierta dependencia de mi hermana y de mi, pero yo soy quien vive con ella.
4 comentarios:
Eres un crack, amigo: da gusto saber que aunque los que llevan el timón son unos cafres al menos en la sala de máquinas hay gente competente que hace bien su trabajo... ¡Besos agradecidos!
Grandioso filósofo El cordobés. Grandiosa Gloria Gaynor. Grandiosa serie House of Cards.
Grandioso Post.
Te veo muy ministrable.
Admirado Sufur en la sala de máquinas no suele haber buenos jefes de máquinas porque para eso hay que estar muchos años navegando, cosa que ahora no está de moda. Se prefiere a gente joven, con empuje, con ilusión, pero sin experiencia.
Por ponerte un ejemplo bien cercano: a mi me han promocionado hace poco, y creo que para estos niveles se necesita a gente con más experiencia. ¿Por qué aceptarlo? Pues porque estaba ahí y si no lo cogía yo, lo iba a coger otro con menos experiencia que yo, incluso. Así se está escribiendo la Historia de España.
En la mayoría de las ocasiones me dan miedo estos pensamientos porque lo más probable es que sea yo el equivocado. Es esta eterna inseguridad que me atenaza.
Querido Pernam, ¡gracias por tu alabanza! Pero ni de coña ministrable. No tengo la suficiente mala leche, la amabilidad excesiva pero elegante de un político avezado para saber cómo dar confianza en un principio, mostrar interés durante los primeros minutos y no disimular su absoluta falta del mismo durante el resto de una conversación con promesas vagas. No sé hacer preguntas sin mucho fondo para abreviar los encuentros y, llegado el momento oportuno, despejar el balón hacia los colaboradores para quitarse el muerto de encima, porque me pongo en su lugar y no quiero hacerles esa putada.
;)
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