martes, 19 de febrero de 2008

El collar de la paloma

Mis ojos no se paran sino donde estás tú.
Debes de tener las propiedades quedicen del imán.
Los llevo adonde tú vas y conforme te mueves,
como en gramática el atributo sigue al nombre.

Cuando me voy de tu lado, mis pasos
son como los del prisionero a quien llevan al suplicio.
Al ir a ti, corro como la luna llena
cuando atraviesa los confines del cielo.
Pero, al partir de ti, lo hago con la morosidad
con que se mueven las altas estrellas fijas.

 
Ibn Hazm de Córdoba

2 comentarios:

Anónimo dijo...

simplemente precioso!!

mokko dijo...

idem