miércoles, 11 de julio de 2007

Dolor de cabeza


Vaya dolor de cabeza que tengo hoy. Puffff. Me levanté hecho un ovillo, tal y como he dormido las dos últimas noches, y con el cuello doblado, así que tengo la cabeza como un bombo.


En el trabajo como siempre. Unos más quemados que otros. Yo tan quemado como siempre y tratando de pasar el día, sin prisa pero sin pausa.

El ambiente estos días está enrarecido por aquello de la nueva relación de puestos de trabajo que premia a algunos y no a otros y ¡oh milagro! premia a algunos que curran y a otros que no curran.

Sigo con mi curso de inglés online, aunque me salió muy mal un ejercicio donde había que rellenar los blancos con "could", "will", "may" o "to be going to". No sé si es que tenía el día empanado o es que no tengo ni idea. Tengo que probar a repetir el examen a ver si es lo primero.

Ayer vi una entrada en el blog de aquiles que me pareció exageradísima. Yo verificaría las fuentes, porque me parecía una pasada que obliguen a niños a vestirse de niñas para eliminar posibles discriminaciones de género. ¿No será un bulo de esos que circula por internet? En cualquier caso, se lo voy a comentar a M. para que se lo diga a su compañera de trabajo, a ver si a su maravilloso novio sueco se lo han hecho. Jejejejeje.

Lo que sí me parecería bien es que se levantasen las voces y los mails, para parar la condena a muerte por violación, ¡adulterio y homosexualidad! La pena de muerte no me gusta un pelo. Es algo que no tien marcha atrás y no somos Dios para quitar la vida a nadie. Nos ha dado el don de dar vida, pero no el de quitarla. Pero condenar a alguien por ¡adulterio y por homosexualidad! me parece aberrante. Me pregunto ¿qué harán a un gay adúltero? ¿Tendrá una condena especialmente cruel o por el hecho de ser gay no se castigará el adulterio?

También me pregunto si aquellos que se manifestarin ante la embaja de Polonia hace un par de semanas van a convocar una manifestación ante la embajada correspondiente para presionar al gobierno del país que condena a personas por el hecho de amar a alguien del mismo sexo. ¡Qué fácil es manifestarse ante la embajada polaca y qué acojonados son esos mismos "valientes"!

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