El trabajo extenuante. No me dio tiempo ni a ir a votar por correo, y eso que tengo la oficina de correos enfrente.
El viernes a las 13:58 me plantean una cuestión y si no lo estudié mal, yo tenía un error de conepto sobre la aplicación de una normativa. Bueno, no solo yo, sino toda mi dirección general. El lunes lo tengo que mirar detenidamente.
Ayer M. y yo estábamos tan cansados, que fuimos a cenar al centro comercial junto a su casa y nos fuimos a dormir. ¡Ah! y yo me compré unos zapatos (Geox) porque me apetecía.
Veía que M. tenía cada vez peor el coche, no por haberlo maltratado, ni mucho menos,sino porque el pobre tenía veinte años. Aunque ha estado bien cuidado, el paso del tiempo es inexorable. Así que esta mañana hemos ido a un concesionario y... ¡se ha comprado un coche! La marca y el modelo lo dejaré para que él lo cuente.
La verdad es que me quedo mucho más tranquilo, porque cada vez que cogía el coche yo me estaba preocupando.
Espero ir esta tarde a ver Ana Bolena.
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