Llegamos bastante pronto así que aprovechamos muy bien el día. Nos registramos en el hotel, que estaba en pleno centro y devolvimos el coche en la oficina de alquiler a cinco minutos andando. A unos 30 metros del hotel estaba el final de una de la líneas de "cable car", esos tranvías que suben las escarpadas cuestas gracias a un sistema de cables que van por debajo del asfalto.
En ese final de línea, dos operarios giraban una plataforma para reorientar el vagón, ya que circula en un solo sentido.
Plataforma de cambio de sentido
Cable car sobre la plataforma
Empezamos cerca del hotel visitando las manzanas a su alrededor, sonde había bellos teatros de principios del siglo XX o edificios como este, dedicado en exclusiva a consultas médicas y cuya fachada y entrada estaba decorada con motivos aztecas.
A continuación fuimos al barrio chino. Muchísimo más bonito que el de Nueva York. Con bonitas tiendas donde M. y yo compramos un cuadrito y nuestras amigas ropa diversa. La verdad es que nos quedamos con ganas de comprar unas lámparas muy bonitas.
Allí se puede comprobar el contraste contínuo en los Estados Unidos: una vista del la Pirámide Transamérica desde el barrio chino.
Las calles completamente adornadas:
O esta Iglesia construida en medio del barrio chino con ladrillos que eran el lastre de un barco antiguo y que es la reproducción de una iglesia española. Es la Old St. Mary's, construida en 1854.
La primera central de teléfonos del Pacífico, donde se hablaban hasta cinco dialectos chinos.
Eso sí, también comen comidas chinas de verdad, y en una de las calles, venden todo tipo de alimentos: vegetales, pescados y ranas enormes ...
Hay que aparcar con las ruedas giradas para evitar sorpresas si falla el freno de mano.
La "Coit Tower" que me hacía sentir en la películas de Harry El Sucio.
Fuimos a la calle Lombard, famosa por sus recodos y por las maravillosas casas que la flanquean. Por supuesto estaba a tope de turistas (como nosotros) y entablamos conversación con un maño que nos contó que llevaba viviendo allí 30 años.
A continuación llegamos al Fisherman's Wharf. Allí había una animación impresionante. El "Pier 39" estaba lleno de gente, con sus multiples restaurantes y tiendas de todo tipo.
Curioso restaurante en el Pier 39:
Hace años las focas iban una vez al año y la gente se agolpaba a verlas. Como les trataron tan bien, se quedaron definitivamente. Es increíble la cantidad de animales que hay allí, pero huelen fatal.
En San Francisco están muy orgullosos de sus tranvías (estos no son "cable car") e incluso los adquieren a otras ciudades.
La niebla empezó a cubrir la ciudad y refrescó mucho. Uno de los típicos recuerdos de San Francisco es un forro polar, siempre hay que meter en la maleta un jersey o alguna prenda de abrigo cuando se visita San Francisco, aunque sea en pleno verano.
Cenamos en un restaurante donde nos dieron una riquísima "Clam Chowder" (crema de almejas) típica de la zona.
2 comentarios:
San Francisco es una de las pocas ciudades de Estados Unidos que me llama la atención para visitarla. Me encanta la mezcla anglosajona, hispana, asiática y demás, mucho mejor llevada que en Los Ángeles.
Y las fotos estupendas ;)
I left my heart in San Francisco...
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