De bodas (hetero, por supuesto) (y II)

Acabo de volver de la boda y vengo un poco escandalizado. ¿Tanto como para entrar a describirlo a las 4 de la madrugada? Sí y no. He entrado a mirar algo sobre el trabajo... ¿tan obsesionado estoy con el trabajo? Sí y no.

Durante la cena me ha llamado un compañero, y sin embargo amigo, del trabajo. Parece que se han cargado a mi jefe. Me he quedado de piedra. Lo malo es el jefe que me van a poner, creo que salimos de Málaga para meternos en Malagón. Creo que ha quedado justificado entrar a mirar el internet sin ser un obseso del trabajo. ¿Estoy en lo cierto?

Pero volvamos a la boda. Mosqueo desde el principio: primero, la madre del novio (a la que conozco) con cara de mosqueo; segundo, la madre del novio no es la madrina, sino una hermana o una cuñada de la madre del novio (no estoy seguro); tercero, el padre del novio no parece muy entusiasmado con la boda; cuarto, la boda inenarrable con los cánticos de grupo ultracatólico; quinto, a la salida le doy la enhorabuena a la madre del novio que pone cara de compromiso y dice "bueno, bueno"; sexto, durante el banquete nos sientan en una mesa con vírgenes pero no hubo "feeling" (con quien podía haberlo, que era mi antiguo jefe, no conmigo), sobre todo después de explicarnos su vida espiritual; séptimo, antes de marcharnos el hermano del novio (al que también conozco) me dice que no me vaya sin despedirme de él; octavo, al despedirme de él me dice "por favor, saca a mi hermano de vez en cuando de la secta. Llámale, invítale a cenar, pero sácale de vez en cuando de esta secta."

Bueno, ahora me acuesto, y mañana lo comentaré más extensamente.