... esa es la cuestión. Me pregunto si debo seguir siendo como soy o no. En el trabajo trato de servir al bien público, para eso me pagan todos los ciudadanos, aunque no usen de mis servicios. Eso me está llevando a recibir consultas sobre temas que me tocan tangencialmente, pero en los que no soy competente. Me llegan porque algunos de mis compañeros no son demasiado "transparentes" y prefieren mantener su saber como si de un antiguo arcano se tratara. La consecuencia más visible es que mi correo se llena de mensajes que no son de mi competencia.
Además me están llegando ahora los mensajes que corresponden a denuncias de unas empresas sobre otras. Intereses puramente comerciales. Unos se dan cuenta que las empresas competidoras les han tomado una ventaja técnica y eso les supondrá una ventaja comercial. Entonces tratan de convencerme de que esa supuesta ventaja técnica supone una merma de la seguridad y de la legislación vigente.
¿Qué actitud tomar? He ahí la cuestión, quizá por eso, en el último mes he sufrido tres veces un sueño que no me torturaba más que una vez al año, aproximadamente: sueño que todavía me quedan asignaturas por aprobar. Además esas asignaturas son misterios insondables a los que nunca podré acceder.
¿Debo seguir abierto al servicio público o bien volverme un oscuro funcionario que quiere las menores molestias posibles en su día a día? No quiero convertirme en alguien que se pasa al lado oscuro de la fuerza, pero mis fuerzas son limitadas.
Cleptocracia
Hace 2 días