sábado, 10 de enero de 2009

La invasión de los muñecos de nieve

Como ya conté ayer, fui a Rivas para que a M. le arreglaran su caldera.

Teniendo en cuenta que nevaba sin parar, que me había mojado al ir bajo la nieve desde el metro hasta su casa y que yo debería volver en transporte público, opté por quedarme allí a comer... y a dormir. Esperé a M. como buen hombre desesperado a que regresase del trabajo en casita, con la casa caliente. Vi los programas de la tele que normalmente no veo y me dormí un poco la siesta, placer del que no suelo disfrutar a menudo.

Cuando volvió a casa fuimos a comprar cena sana al supermercado: pechuga de pollo y verdurita a la plancha. Después estuve planchando, como buen amo de casa, la funda del edredón nórdico porque M. me mandó sugirió amablemente que lo hiciera.

Pensé (es que soy muy listo cuando me da por pensar) que podríamos ir al cine ya que esa noche no habría casi nadie PERO había tan poca gente en el centro comercial que ¡los cines estaban cerrados! Los cines y ¡todo! excepto los restaurantes del grupo VIPS. Así que volvimos a casa para pasar una noche de tele y manta en el sofá. Vimos "El mentalista" que M. se había grabado en video. Está entretenida, pero creo que le pasará como a CSI, me gusta una temporada (o menos) y después me cansa.

El Mentalista

Después un ratito de DEC y a la cama.

Al despertar esta mañana M. quiso llevarme a mi casa, pero desistió de la idea porque había hielo en la salida de su garaje y muchas posibilidades de que hubiera hielo en el trayecto y porque no conseguíamos abrir la puerta del garaje, yo creo que se había congelado el mecanismo. Al cabo de un rato llegó un vecino y a él se le abrió, pero ya habíamos decidido que yo volvía en metro.

Carlos volvía ayer a México, pero como es natural sufrió el caos inexplicable: tuvo que ir en metro al aeropuerto a primera hora, cancelaron su vuelo, cancelaron el vuelo en el que le recolocaron, volvió a su casa en metro y a las 10 de la noche nos llamó porque estaba volviendo al aeropuerto en metro para ver si le podían recolocar en un vuelo que debía salir a medianoche. En consecuencia, llevaba 15 horas cargando con el equipaje y sin ninguna garantía de que le metieran en el avión a México.

Cosas curiosas: había una invasión de muñecos de nieve en el jardín del edificio de M.



Aquí va una foto de la barandilla del balcón de la casa de M. con las gotas congeladas.

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Y la nieve invadiendo la terraza de M.

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Y una gota de agua que bajaba por el parabrisas del coche de M. se quedó congelada.

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Como no podía ser menos, la exposición de mi cabeza a los fríos invernales ha producido el efecto habitual: una medio migraña que estoy tratando de olvidar escribiendo una entrada...

4 comentarios:

Gesualdo dijo...

Yo no dormiría tranquilo con todos esos muñecos de nieve en el jardín, si así tan inmóviles parece inofensivos, pero a saber qué estarán tramando.

rickisimus2 dijo...

Uf, no te puedes imaginar lo inquietantes que son: igual que los payasos.

starfighter dijo...

Pues menos mal que aquí no nieva como para eso. Que con el frío, y la lluvia, que hace ya basta. Y cuídate esa cabeza ;)

RMN dijo...

Yo me he dado cuenta de que la gente no sabe hacer muñecos de nieve: de todos los de la foto solo uno está bien hecho. El resto... alguno da pena!
XD