La sorpresa final de la semana es que M. se ha marchado a Londres esta mañana a ver un concierto de su amado Morrissey y... parece que vuelve esta noche: ayer suspendió los conciertos porque se quedó sin voz.
Aun no estoy seguro si vuelve o no, porque como tenía el teléfono en silencio mientras dormía la siesta... pues veo que tengo varias llamadas perdidas y me acaba de llegar un sms en el que pide que vayamos a cenar a algún sitio bonito esta noche. Lo malo es que no sé en qué vuelo viene. Otra cosa mal es que el dolor de cabeza me está atacando esta tarde...
He estado revisando el mundo blog y veo que hay muchas referencias al suicidio de Heath Ledger y me he sentido un poco extraño. Creo que la única película que vi de él era la de Brokeback Mountain... me gustó mucho, pero nada más. Así que ahora vi su muerte como la de tantos otros personajes conocidos aturdidos por la fama y devorados por ella.
Esta semana en el curro tuvo de todo. Por una parte hemos solucionado unos temas que nos traían de cabeza. El jefe me volvió a preguntar si estaba contento y se asustó cuando le dije que tenía más trabajo del que se podía gestionar con eficacia, pero que si no tuviera cosas que hacer me daría de cabezazos con las paredes.
Tuve que hacer una inspección esta semana (cosa bastante sorprendente en mi trabajo en Madrid) y fui en mi coche. Al llegar a la empresa había pinchado una rueda. Lo bueno es que como estaba en un polígono industrial había varios talleres y me lo repararon mientras estaba trabajando en la inspección de la empresa. Encima me esperaba que los inspeccionados iban a ser un poco chapuzas y eran bastante serios, así que salí muy contento. Como terminé prontito hice algo que todavía me remuerde la conciencia: volví a casa y no fui a trabajar por la tarde.
Por otra ayer me echaron una bronca: esa fue la sorpresa final de la semana. Ayer viernes tenía una duda y recordé que seguramente me la podría resolver rápidamente uno de mis compañeros de Las Palmas, así que cuando eran las 8:05 hora canaria le llamé. Claro está que la consulta duró un minuto y los otros cinco minutos que hablamos me estuvo contando historias del trabajo que ha vivido en los últimos días.
Pues al acabar fui a ver a mi compañera la princesa de Beukelaer (estamos pared con pared, o mejor dicho mampara con mampara) y me echó un chorreo diciéndome que ese tipo de "llamadas personales" las tenía que hacer con la puerta cerrada porque le había distraído muchísimo. Le pedí disculpas hasta tres veces, pero me siguió echando la bronca...
Después pensé (que también lo hago de vez en cuando) que cómo es que no le distraen las llamadas profesionales (recibo muchísimas) y sí las personales. Así que decidí cerrar la puerta y hablar bajito para no molestarla más. Lo malo es que de esa manera también he "castigado" a mi compañero de despacho (somos los únicos que compartimos despacho en la planta y creo que en todo el edificio), pero lo ha comprendido.
Me dolió un poco porque fue una llamada personal, efectivamente, pero si me pasara el día al teléfono hablando con amigos estaría justificada la bronca, pero creo que siendo una excepción se pasó tres pueblos. Por supuesto que cuando se lo conté a M. por correo electrónico hice un par de comentarios machistas, y M. me contestó con otro comentario machista. De vez en cuando ¡qué gusto da hacer ese tipo de comentarios!
Hoy fui con mi madre a comprar un libro para mi sobrino (cumplirá 19 años en breve) y aluciné con los regalitos de mi madre: "Pakistán. El Corán y la espada" de Plament Tonchev. Al menos sé de dónde se lo ha sacado: vino una crítica en el periódico hace unos días, porque ni se me hubiera pasado por la mente comprar ese libro a mi sobrino.
Este fin de semana me gustaría ir un ratito a Maspalomas...
Ferragosto
Hace 3 meses
1 comentario:
le molestan las personales porque son las unicas donde pone la antena, la muy maruja!! xD
y si, estaria bien ir a maspalomas!
bss
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