Los malos atacan de nuevo

Ayer jueves tuve otro desencuentro con mi tía el anticristo. Llamó a las 10 de la mañana con voz llorosa porque creía que ya había vuelto mi madre y se encontró conmigo... Otra vez ha venido a mi y ha recibido su castigo. Lo único es que se me olvidó llamarle mentirosa, después de la historia del otro día.

El anticristo está en casa de otra de mis tías (viuda sin hijos) en una capital de provincia castellana. Esta tía ahora tiene que acudir a uno de los hospitales en otra provincia para que le hagan una intervención en los ojos. El anticristo pretende que mi madre se vaya hasta allí, haga el viaje con mi tía, le acompañe en la operación y haga el viaje de vuelta mientras ella (el anticristo) se toca el ch*ch* en un "cursillo" en Madrid. (No sé para qué quiere un cursillo una monja de 83 años).

¿Por dónde van los tiros? Pues muy sencillo, que mi madre (o mi hermana o yo) la pringue. Porque ella tiene un importante "cursillo" en los madriles (¿será para hacer operaciones de corazón o será un cursillo de economía avanzada para sacarnos de la crisis?) y no puede cambiar el billete.

Como sé por dónde van sus intenciones le he dicho que me parece muy bien, pero que mi tía tiene una persona a quien consultarle esas cosas (esa es una historia para otro día) y mi madre no está para cuidar a nadie.

Lo curioso es cómo ella se ha tratado de quitar su supuesta responsabilidad: dice que la mayor después de la enferma es ¡mi madre! Me he reído ante ese argumento jesuítico porque la mayor es ¡¡ella!! Tradicionalmente se aprovechó de su mayoría respecto a las demás hermanas para imponer su santa voluntad (y de paso jorobar siempre).

Ha empezado a soltar lo de siempre: que no sabe qué me ha hecho, no sabe por qué la tengo manía, no sabe... es la persona más inútil del universo, tiene tres carreras universitarias y no sabe hacer NADA. Así que me he despachado de nuevo y le he prohibido preocupar a mi madre, que casi tiene 80 años (bueno, todavía 78). Trató de hacerme chantaje emocional-religioso diciendo que ella tiene un padre que la perdona y un marido que la perdona. Evidentemente no caí en su trampa porque "eso no va conmigo" y le debió sentar como un tiro, porque se rebeló como una cobra acorralada. No le dejé hablar, insultándola continuamente y colgué. ¡Qué gusto!



Se lo tuve que contar a mi madre porque pretende invitarla a comer el domingo y tuve que avisarla de las intenciones maléficas de su hermana el anticristo.

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Esta tarde me han llamado los vecinos: después del incendio del otro día el perito de la compañía de seguros de la comunidad de propietarios ha pedido el número de póliza de cada vecino y la cantidad asegurada de continente porque deben actuar los seguros (el de la comunidad de propietarios y el de cada piso) en concurrencia. No se fían y dicen que no me los dan. A mi plim, como si se la chupan a un pollo. Me queda mes y medio de ser presidente y no pienso hacer nada más que las cuentas.

Pretendían que hiciera una junta extraordinaria y les he dicho que no había nada que discutir. Les he dado un pase torero y sanseacabó. Como son una panda de hij*s de put* analfabet*s no saben que un 25% de los vecinos pueden convocar la junta sin que lo haga el presidente. Desde luego yo no se lo voy a contar.

Después de la putad* que le hicieron a mi padre, lo llevan claro conmigo. Si se hubieran portado como Dios manda en su momento este año me hubieran tenido trabajando a tope. De esta manera he hecho el mínimum minimorum. Solamente han conseguido que les odie, que ni perdone ni olvide.

De todas formas, tratar estas cosas con esta pandilla de mamones me produce ansiedad. No tanto como a mi sobrino, pero me la produce.

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Releo la entrada y destila mucho odio. Hay quien dice que es malo, pero yo no lo creo así. Creo que se debe odiar a los malos, igual que se odia a Hitler, Mussolini o Stalin. Y creo que los malos deben ser castigados.