De invitaciones de boda...

Esta noche fui a la cena para que mi amigo nos diera la invitación de boda. Me ha presentado a su novia (muy guapa) que es simpática, aunque no habla mucho porque no domina el español. Hemos tenido una larga sobremesa, aderezada con las historias de la universidad, en la que la novia se ha aburrido soberanamente. La verdad es que hemos sido descorteses, porque nos hemos centrado en nosotros y hemos pasado de ella completamente.

Al terminar he llevado a los novios a su casa (cada uno iba a la suya muy cercanas entre sí) y en el camino mi amigo me ha confirmado que tiene preparada una pequeña encerrona a mi ex-jefe Cicio. Está pensando cómo justificar el que se siente en la mesa de los amigos una chica que conoce y que le iría muy bien a Cicio... me ha preguntado si Cicio estaba comprometido y después me ha dicho: "bueno, si no le gusta a él, también te puede gustar a ti. Te voy a poner una a cada lado."

Así que se confirman mis sospechas de ayer y parece que en esta boda se va a tratar de casar a los que parecemos incasables. Ayer expresaba su sorpresa alguno de los amables lectores por este tipo de bodas donde a uno le sientan entre vírgenes fértiles para empezar la procreación, siempre tras pasar por la vicaría. Pues bien, rectifico, según me ha dicho mi amigo, la chica que nos quiere presentar es de unos 41 años e intuye que ya no es fértil... lástima.

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En el trabajo estaba desesperado por las acciones de mi jefe, y además cada vez le veo peor. Creo que está desanimado. No sé si agotará el año que le queda antes de jubilarse.

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Al final no he comprado pasajes a Canarias. He pensado que es mejor esperar a junio, que creo que estaré más relajado, aunque quizá me vendría bien para relajarme junto a M. No sé qué es primero, ¿la gallina o el huevo?