Al día iguiente del Golden Gate y la paliza de todo el día,
M. y yo provocamos un cisma incruento. Queríamos ir a Castro y el resto querían ir a ver el Ayuntamiento. No lo hablamos muy detenidamente, pero queríamos ver los lugares donde habían empezado muchas cosas que son importantes para nosotros. No teníamos más que tomar el tranvía junto a nuestro hotel y recorrerla hasta la Harvey Milk Plaza.
Dimos una vueltita por allí, vimos el ambiente, los comercios, el cine Castro.
Anuncio de sesiones de Sing Along en el Cine Castro Subimos a Twin Peaks que son dos colinas en el centro geográfico de San Francisco, siguiendo las amables indicaciones de un anciano que me vio consultar el mapa de autobuses un poco despistado. Allí tuvimos una panorámica de toda la ciudad, Golden Gate incluido.
Panorámica parcial desde Twin Peaks: se ve Market Street un poco a la izquierda la Pirámide Transamérica
Después fuimos a la calle 17, llena de palmeras traídas desde Las Palmas de Gran Canaria. Un lugar para mi de visita obligada.
Y posteriormente fuimos a ver la misión creada por Fray Junípero Serra.
A esa hora decidimos volver, aunque no habíamos visto alguno de los famosos "grafittis" que adornan uno de los barrios de San Francisco. Tomamos el autobús y tuvimos la suerte de ver un par de ellos, y al recorrer Market Street,
M. con su detector de galerías de arte y tiendas de discos vio una tienda que había visitado en su anterior viaje. Así que nos bajamos y entramos, POR SUPUESTO. Allí compró unos cuantos vinilos y dejó otros muchos, creo que por vergüenza.
Llegamos al hotel y quedamos a comer en un restaurante que me pareció chulísimo:
John's Grill. Lo elegimos porque estaba al lado del hotel y tenía buena pinta. Había mucha gente que se veía de empresas de los alrededores, pero no era un superrestaurante, sino algo muy acogedor. Menos mal que me avisó
M. porque así fui con la cámara de fotos: subí al baño en la planta superior y allí se podía ver:
Mi adolescencia volvió en un segundo: ese era el pájaro hecho con el material con el que se hacen los sueños. Cuántas películas, libros, ensayos, etc sobre cine negro he visto, leído, sentido, escuchado en mi adolescencia... y esa fue una de las películas. En ese restaurante comía a menudo Dashiell Hammet.
Después fuimos al hotel a hacer las maletas porque al día siguiente nos marchábamos y también aprovechamos la tarde para las últimas compras antes de la vuelta. Fuimos a comprar una camiseta para
Drichal.
También fuimos a
Abercrombie (en el de San Francisco no hay
maromos como en el de
Nueva York) donde me probé ¡por tercera vez! una camisa que me compré. También cayó alguna cosa más...
M. fue a otra megatienda de discos que había junto a nuestro hotel y mientras tanto me fui a ver un poco mejor el centro financiero y Union Square.
Fui a ver de cerca la Pirámide Transamérica, que me encanta.
Y el Ferry Building:
Por la noche fuimos a cenar a un restaurante japonés que resultó excepcional. Era japonés verdadero, atendido por japoneses y con clientela japonesa. La cena fue maravillosa aunque supongo que nos odian los dueños, porque la propina (o el pago del servicio, mejor dicho) lo pagamos con TODAS las monedas que nos sobraban del viaje...