sábado, 4 de agosto de 2007

La soledad acompañada

Esta vez se me ha hecho más llevadero el viaje a Lanzarote por varios factores:
1.- no estaba el jefe (que se marchó de vacaciones) para dar por c*** con sus tonterías;
2.- lo he tomado con mucha más tranquilidad que la vez anterior;
3.- he conocido a gente que me han acompañado.

Como tenía que ir con inspectores de otros ministerios a hacer un trabajo especial, conocí a una Dra. muy simpática y muy echada pa'lante que se quedaba en mi hotel y allí vio a otro colega que se quedaba hasta el viernes, igual que yo, así que esta vez cené y desayuné acompañado todos los días, excepto el primero.

Es un poco triste ir solo a estos viajes y, sobre todo, se hacen duras las comidas. Eso de desayunar, comer y cenar solo se me hace muy cuesta arriba.

Cuando fui a Fuerteventura hace unas semanas lloré bastante. También es cierto que se cumplía el primer mes de la muerte de mi padre, pero fue un viaje muy triste. Lloré mucho en la playa que hay frente al Meliá Gorriones. Esa playa inmensa en la que me di un paseo fantástico y muy triste. La verdad es que en ese hotel tuve una habitación espectacular (la foto la hice desde la terraza de la habitación) y con unas vistas inmejorables sobre la playa. Pero también me sentía un bicho raro porque todo el mundo estaba de vacaciones y yo estaba por trabajo. Echaba de menos a mi familia y echaba de menos a M. Bueno, es alguien de mi familia ¿no?

La cena y el desayuno fueron muy buenos, y lo mejor de todo es que entraban en dieta.

Uno de los alicientes de ir a Lanzarote es el hotel y, en particular, el desayuno. Es excelente y de muy buena calidad. Tanto que esta vez no he comido a mediodía (lo digo con cierta vergüenza) porque en el desayuno terminaba como una boa constrictor. Hacía el "desayuno del funcionario de viaje": desayuno mucho (que va incluido en el hotel), así el almuerzo lo solvento con cualquier cosa y me puedo permitir una cena decente con el importe de la dieta. Aquí me permití el lujo de desayunar salado: fiambres, quesos, etc; riquísima fruta y, por último, los dulces. Esta vez tenían una tarta de kiwi exquisita, creo que me ha ganado a mi tradicional tarta de manzana. Y probé las tortitas, pero las hacen muy gruesas. Prefiero las que hace M. mucho más finas.

Ahora me siento algo hinchado... nada que no arregle una semana de trabajo en Las Palmas, con sus tensiones y sus movidas.

4 comentarios:

Hefestión dijo...

Me encantan tus escritos intimistas , cargados de sensibilidad y un leve toque de acidez inteligente ( como lo de tu jefe). Son mejores que muchas cartas que me escriben mis amigos.
Yo te leo a menudo en tu blog y en otros donde sueles comentar; ya sabes que hasta tengo la osadía de recomendarte remedios caseros! Ahora ya sabes que hay mucha gente de vacaciones!
Eres un ser afortunado! Y me alegro mucho.
Nada más, no se vaya a creer M que “te quiero tirar los tejos!”. Nada más lejos, por Dios!

Anónimo dijo...

pero tú paras algún día. Yo me quejo de mi falta de tiempo pero tú... andas más o menos o incluso peor.

rickisimus2 dijo...

Gracias hefestión. Gracias por leerme y comentar. Te agradezco que digas que escribo mejor que algunas cartas que te escriben tus amigos, porque creo que no soy nigún artista al escribir. Ya me gustaría, ya, pero no tengo esa virtud.

No te preocupes, que M. sabe que aunque me tirases los tejos, lo ibas a tener muy difícil. Así que di lo que quieras.

rickisimus2 dijo...

Hola giovagris.

Muchas gracias por escribir aquí. La verdad es que yo creía que no me leía ni el tato. ¡Pero me encuentro de repente con dos comentarios! Me parece que escrio para desahogarme un poco y ahora encunetro que hay gente que lee lo que escribo (bueno, que leéis).

Pues ya ves, así es mi vida de agitada. No paro, efectivamente. Así me dijeron en el trabajo el otro día que tengo suerte porque estoy delgadito... jajajaja. Ellos se toman la vida y el trabajo con mucha más tranquilidad que yo.